Nogales es el único candidato que, pese a todo, cuenta con el respaldo unánime de sus comilitones. La izquierda anda a la gresca entre el actual Rector, Carlos Berzosa, y el Decano de Ciencias Políticas, Francisco Aldecoa. El primero cuenta con el apoyo del sindicato Comisiones Obreras y de los sectores más radicales de la UGT y el PSOE. Debe tenerse en cuenta que en las elecciones a Rector de la Complutense cobra un peso específico (12%) el voto del Personal de Administración y Servicios. Estos funcionarios están parcialmente adheridos a los sindicatos “de clase”, que por su parte ejercen todas sus opciones para orientar ese porcentaje de voto en favor de un candidato u otro. Aldecoa cuenta con el respaldo del resto de la UGT y del PSOE, de sus sectores más moderados, aunque en la comunidad universitaria se estima que esos apoyos no llegarán a ser suficientes para vencer en esta guerra fraticida.
Carlos Berzosa, Catedrático de Economía Aplicada, tiene 62 años y ha ejercido como Rector durante un solo mandato, flanqueado en todo momento por José Carrillo, hijo del histórico dirigente comunista Santiago Carrillo. La etapa Berzosa se ha visto culminada, a decir de sus oponentes, por una irrespirable atmósfera de favoritismo y nepotismo que ha terminado por quebrar la unidad de las izquierdas que lo auparon hasta la máxima autoridad universitaria. Pero no es ese el principal demérito del Rector en cátedra.
Algo más que una Universidad
La Complutense de Madrid es la primera universidad presencial española en número de alumnos. Siendo ésta una condición más que apetecible, crece entre toda la comunidad complutense el deseo de que tal liderazgo no quede limitado por más tiempo a un aspecto tan secundario para la excelencia educativa como son las cantidades facturadas por el número de estudiantes matriculados. La Complutense está llamada, según el común criterio preelectoral, a ocupar un lugar destacado entre las instituciones académicas superiores de más alta reputación. El Rector y candidato Berzosa es considerado comúnmente como el principal artífice del doloroso y humillante descenso de la Complutense, su actual posición, en el ranking anual de las mejores universidades del mundo.
“¡Renueva tu ilusión!”, dice la campaña oficial de Gustavo Villapalos. Y su equipo ha acertado sin duda con la expresión exacta de su principal baza electoral. Villapalos concurre a estas elecciones precedido por su reputación al frente de los destinos de la Complutense. Su etapa como máximo gestor de la Institución, entre los años 1987 y 1995, es evocada como una auténtica Edad de Oro por buena parte de la actual comunidad docente y del funcionariado universitario (PAS). Y muchos serán quienes depositen hoy su voto de apoyo a este Catedrático de Filosofía del Derecho de 59 años de edad. Falto del apoyo político de otras candidaturas, Villapalos cuenta –entre otros importantes activos- con la asociación mental que vincula su estilo de gestión rectoral con el éxito de los memorables Cursos de Verano de El Escorial, iniciativa personal de Villapalos que situó a la universidad madrileña en el culmen del prestigio docente e investigador internacional, lugar al que ciertamente le corresponde retornar.
La jornada electoral universitaria que ahora se inicia puede ser interpretada como una contienda entre los modelos de la política, por un lado, y de la eficacia gerencial por el otro, una fractura demasiado profunda como para construir sobre ella. Será necesario esperar, tal vez, a la segunda vuelta de estas elecciones (prevista para primeros del mes de mayo) para asistir a un productivo acercamiento de ambas posiciones.
