Pero qué mal perder tienen en la Pérfida Albión

La prensa inglesa, enloquecida, expele sus fobias contra Fernando Alonso

Tomen a los dos mejores pilotos de Fórmula 1 del momento, Fernando Alonso y Lewis Hamilton. Añadan una escudería que prácticamente ya había ganado el mundial de carrocerías. Salpíquenlo todo con la estrategia del posiblemente “el peor jefe del mundo”, Ron Dennis, que consistió en enfrentar a estos dos campeones. Entonces, obtendrán como resultado un prodigioso fracaso. Sin embargo, la mayor parte de la prensa británica abrió ayer sus secciones deportivas con las hazañas de Hamilton y sin criticar los errores de su patrón. ¿Dónde está la vieja flema que les hacía ser buenos perdedores?

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Carlos Salas
 
La prensa británica amaneció ayer con un ataque de amnesia colectiva. A pesar de que su escudería inglesa y su piloto inglés han perdido el mundial de automovilismo de Fórmula 1 cuando lo tenían en la punta de los dedos, la mayor parte de los diarios de aquel país no ha achacado esta derrota a la errática estrategia del jefe de la escudería Ron Dennis, que se empeñó en apoyar a Lewis Hamilton, en lugar de empujar hacia adelante a un español, Fernando Alonso. Resultado: el peor de todos. La derrota total.
 
Chauvinismo inglés
 
The Independent, un diario de izquierdas, abre su edición de hoy con una foto en la que Dennis abraza a un casi lloroso Hamilton. En el interior, titula su reportaje así: “Hamilton todavía está en la pista de la grandeza”. Y dice: “Quizá haya fallado al final el chico maravilloso, pero su inexorable surgimiento en un deporte que no perdona nada, es testimonio de un talento sin parangón y una fe inquebrantable”. La derrota convertida en victoria.
 
Los europeos pensábamos que los británicos tenían un buen perder y que por fin iban a olvidar su patriotismo sobre ruedas, para reconocer que el odio suscitado contra Alonso era infundado. Pero no. Siguen en sus trece. Le siguen echando la culpa a Alonso “que ha trabajado contra su equipo, mientras que Hamilton en todo momento se ha mostrado como un gran deportista”, dice el diario. ¿Alguna línea que reconozca el gran error de Ron Dennis de enfrentar a dos grandes pilotos y jugar la estrategia de la fisión interna? Ninguna. ¿Algún recuerdo a la frase de Dennis en la que decía que su escudería no competía contra Kimi Raikkonnen sino contra Alonso? Jamás. Todo se ha debido a la mala suerte, al destino y al infortunio. ¿Un recuerdo al robo de información confidencial de Ferrari, del que sólo tuvo la culpa Ron Dennis y un mecánico celoso? Ni uno.
 
Por su parte The Times, el tradicional diario de la derecha británica, titula de forma parecida: “Fue una carrera endiablada pero el jovencito [Hamilton] tendrá dentro de poco su oportunidad”. Lo mejor de todo es que este diario dice que a Hamilton “se le negó el campeonato”. ¿Se le negó? ¿Quién? ¿Los dioses? Desde luego no fue la estrategia de Ron Dennis, según el diario. En lugar de desgranar los errores de Dennis, el diario se dedica a recordar la increíble vida de Hamilton, que podría ocupar varios tebeos de “Vidas ejemplares”. Alonso por supuesto es el malo de la película, que según The Times, pensaba (erróneamente, claro) que McClaren le estaba dejando en la sombra y que sólo tenía ojitos para Hamilton. Para colmo de equivocaciones, el reportero no ve lo que todos vieron en la carrera del domingo: un gran piloto inglés, pero demasiado novato y muy nervioso, que cometió errores infantiles. Todo lo contrario, Hamilton “se mantuvo firme”, “nunca parpadeó” y “no tiró la toalla”.
 
La mayor parte de los aficionados a las carreras de coches ha creído ver un mundial en el que se enfrentaron dos escuderías. Otros han visto la lucha de dos pilotos bravos. Pero lo que realmente se ha visto ha sido un encontronazo de naciones. Británicos contra españoles. Viejo conflicto que produce ceguera en la prensa de todos los países porque los medios tienen que servir lo que grita la plebe.
 
La prensa española, más honesta
 
Pero la verdad es que la prensa española ha sido más honesta que la británica. En ningún momento ha dudado de la valía de Hamilton. También ha reconocido que era un hueso duro de roer para el piloto español, pero siempre ha destacado que algo malo estaba sucediendo en una escudería en la que se apuesta por un piloto novato, y se aplasta a un bicampeón. Y se hizo descaradamente. La prensa española tenía razón y ha dado una lección de imparcialidad a la británica.
 
La culpa no era de Hamilton, sino de los malos consejos de Dennis, y la prensa española siempre lo dejó bien claro. La culpa era del director de la escudería, que se dejó seducir por las fobias de la prensa británica y hasta de la alemana, pues el Bild Zeitung calificaba a Alonso de tramposo por manejar datos de Ferrari, pero no decía que quien se aprovechó de esa información fue el director de la escudería. No resistían que un asturiano hubiera quitado la corona al alemán Michael Schumacher.
 
The Times analiza en otro reportaje por qué falló su novato de oro. Porque está claro que, para ellos, Hamilton tuvo problemas en otros circuitos como China, y sobre todo, tenía que quitarse de encima a su mayor enemigo que era Alonso. Sorprendentemente, ninguna línea para mencionar que el culpable de esta derrota nacional se llama Dennis, Ron Dennis, es calvo, tiene mal humor, y cometió el inmenso error de desunir al equipo.
 
En cambio Ferrari hizo lo contrario. Pilotos, equipo, mecánicos y managers trabajaron como un solo órgano para apoyar a la persona que tenía más posibilidades: Kimi Raikkonnen. La unión hace la fuerza. Los sacrificios personales valen la pena cuando lo importante es que gane el equipo. Y vencieron. Eso es lo que ha reflejado la prensa española. Pero la inglesa lo achaca todo a la mala suerte.
 
Lo más seguro es que la estrategia antiespañola de Ron Dennis se va a convertir en un caso de estudio en las escuelas de negocios con el título de: “Cómo tener a los mejores pilotos y la mejor escudería, y echarlo todo a perder por una estúpida vanidad”. Pero ninguno de los diarios sensacionalistas británicos como The Sun, Mirror o News of the World, se atrevió a poner en entredicho las malas artes de Dennis, y las terribles consecuencias.
 
The Guardian, equilibrio
 
En cambio el diario The Guardian, posiblemente el mejor del Reino Unido, reconoce en su portada que Hamilton es “el último deportista perdedor de Inglaterra”. En sus páginas de debate, un columnista opina que Hamilton fue víctima de su inexperiencia y eso produjo errores garrafales. En su editorial, The Guardian admite que fue un domingo negro porque su selección de rugby fue aplastada en la final mundial contra Sudáfrica, y porque Hamilton perdió el codiciado trofeo de Fórmula 1. “Pero estos [golpes] también representaron historias humanas enriquecedoras para inspirar incluso la fiereza deportiva”.
 
En la gran crónica deportiva, el diario reconoce que lo que les quitó la victoria fue la lucha entre Hamilton y Alonso, y empieza su crónica diciendo que cuando debutó Hamilton en F1 parecía un veterano, pero debido a sus errores acabó asemejándose a un novato. Reconoce que Alonso se apuntó a McClaren esperando el trato de favor “que normalmente se le concede a un campeón”. Y continúa: “Si Hamilton hubiera corrido más lentamente, seguramente Alonso habría tenido todos los favores de su equipo para lograr su tercer título”. Pero en lugar de eso, Hamilton prefirió competir contra el veterano. Y dice que algunas de las estratagemas de Hamilton fueron legítimas; “otras, cuestionables”. Y termina: “Sólo los más ciegos chauvinistas entre sus seguidores pueden clamar que Hamilton no echó gasolina al fuego de la rivalidad que llegó a su climax en Brasil”. Por eso, esta rivalidad fue la que permitió a un tercero, Raikkonnen, ganar esta dura competición. Esas son según The Guardian, “las crueles lecciones” de esta carrera.

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