Inspiró las películas "de romanos" de Hollywood

El pintor de la vida heroica y el movimiento: Ulpiano Checa

Sus pinturas fabulosas inspiraron a los directores de Hollywood que filmaron superproducciones como “Quo Vadis”, “Los últimos días de Pompeya”, “Ben Hur” y hasta “Gladiator”. Imprimiendo una fuerza sobrenatural a sus caballos, a sus gladiadores y a sus paisajes, Ulpiano Checa, consiguió con sus óleos adelantarse al concepto cinematográfico del espectáculo de masas. Una exposición en Madrid recuerda las mejores obras de este madrileño inspirado, que también se adelantó al mundo del comic moderno.

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Carlos Salas
 
Nació cuando no se había inventado el cinematógrafo. Se pudo educar en las artes y ganar premios cuando los hermanos Lumiére aún no habían realizado su primera película. Mucho antes de que Hollywood se atreviese a las grandes producciones “de romanos”, el madrileño Ulpiano Checa realizaba poderosos óleos donde hombres, animales y paisajes eran combinados con tanta fuerza expresiva que “se salían del cuadro”. Con su técnica de imprimir mucha acción a sus cuadros, rostros de caballos exhaustos, cuadrigas, soldados, gladiadores, senadores y populacho, Ulpiano Checa logró que grandes directores de Hollywood consultaran sus obras antes de emprender superproducciones. Porque los cuadros de Checa estaban creados a partir de estudios minuciosos sobre la vestimenta, las costumbres y los juegos de los romanos.
 
“La Naumaquia”, por ejemplo, revela una lucha naval simulada en los foros de Roma, en la que aparecen cientos de figuras que parecen que se mueven. Carreras de cuadrigas, reuniones en los foros…
 
Ulpiano Checa también recreó otro mundo que ha encantado a la cinematografía: los indios americanos. Caballos desbocados, indios valientes a la carga. Su arte era tan dinámico que se le ha calificado como “el pincel que filmaba”. Mezcla de romanticismo y espíritu aventurero, sus cuadros también reflejas escenas de cargas de caballos moros en el desierto, cuadros estáticos de pianistas, delicados rostros de sabios, joyeros o libreros, la entrada de los bárbaros en Roma, asuntos mitológicos de la Grecia antigua, o la caída de coraceros y caballos napoleónicos, este último especialmente recreado en el impresionante óleo “El barranco de Waterloo”.
 
Premiado en numerosas ocasiones en su tiempo, Checa fue padre de un texto sobre perspectiva que se estudiada en las mejores escuelas de arte de la Francia de final de siglo y de principios del siglo XX. Trabajó la escultura, el carboncillo, la ilustración gráfica, y en todas demostró ser un adelantado porque tenía una visión dinámica y muy moderna de las figuras animales o humanas, y de los colores. Algunas de sus primera ilustraciones, como el cartel de una exposición en París sobre los moros, revela un concepto que en muchos aspectos se utiliza en el comic moderno.
 
Con una exposición itinerante en Argentina, Ulpiano Checa despertó en 2005-2006 la admiración de los sudamericanos. Hoy se le puede ver en una exposición temporal del Museo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, o en la Fundación que lleva su nombre en Colmenar de Oreja, el pueblo que le vio nacer.

La Naumaquia

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