"Visiones simultáneas", de Humberto Boccioni, otro de los grandes del Futurismo

Se cumplen 112 años del Manifiesto del Futurismo

Soñábamos con un desafío a las estrellas y nos encontramos con Netflix

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El pasado sábado 20 de febrero hizo 112 años que Filippo Tommaso Marinetti publicaba su Manifiesto del Futurismo en el periódico francés Le Figaro (algo que hoy sería simple y llanamente inimaginable... o hasta denunciable). Cuando hace doce años se cumplió el centenario de este movimiento artístico y político de vanguardia, se dijo todo y su contrario para intentar neutralizar el alcance culturalmente subversivo que tales ideas tenían entonces y siguen teniendo hoy. Lo más interesante quizá sea comparar las profecías visionarias del Manifiesto con la realidad 112 años después, sobre todo por lo que suponía el rasgo más original del Futurismo: la idea de ver en el progreso técnico el centelleo de una nueva forma de belleza y poesía, además de un desafío para el hombre que debe afrontar de forma heroica la posibilidad de un nuevo sentido de la aventura.

A los 112 años del Manifiesto del Futurismo: tecnología omnipresente, pero ningún “desafío a las estrellas”

¿Y hoy? Hoy que el progreso tecnológico ha dado pasos de gigante y está omnipresente en nuestra vida cotidiana, las cosas parecen haber ido de manera diferente. No es que Marinetti se hubiese “equivocado”. La suya no pretendía ser una “predicción” que vaticinara un curso de la historia ya escrito, sino, al contrario, una intervención sobre el espíritu de su época para imprimirle su singular huella.

Fue la suya una invitación a estar a la altura de los desafíos de la técnica. La respuesta que ha dado nuestra sociedad a tal desafío es, sin embargo, muy diferente. Miremos a nuestro alrededor:

La tecnología está por todas partes, pero desafíos a las estrellas no se ven

la tecnología está por todas partes, pero desafíos a las estrellas no se ven. El sector aeroespacial avanza de maravilla, pero es incapaz de proponer sueños de aventura, de conquista, de colonización espacial, y, entonces, terminamos por seguir las aventuras de lentos artefactos en busca de piedras en Marte. En la aeronáutica civil, la única tentación “faustiana” ha sido la del Concorde, archivada en el 2003; en cuanto al resto, las novedades son los vuelos low cost y los severos empleados en el embarque con Ryanair. Sí se ha producido, ésta sí, la innovación de la alta velocidad en el sector ferroviario, pero en Italia se ha hecho gracias a los “grillini”[1] y quizás nos deshagamos también de esto. La embriaguez de la velocidad ya no atrae.

Nada de cíborgs: meros empollones que ven Netflix

Pero esto no es todo: la invasión de la tecnología en nuestra vida cotidiana no nos ha hecho cíborgs parecidos a Roy Batty de Blade Runner, héroes trágicos que anhelan “cosas que vosotros, los humanos, no sois capaces de imaginar”. Todo lo contrario, nos ha transformado en empollones. Y, sobre todo, tiende a encerrarnos aún más en casa.

Pensadlo bien: Netflix nos trae el cine a casa, Facebook permite tener relaciones sociales sin necesidad de salir de la habitación, Amazon envía a casa todo tipo de cosas sin que tengamos la necesidad de levantar el culo y acercarnos a la librería, al supermercado o a cualquier otro sitio, Deliveroo nos trae la comida y PornHub neutraliza uno de los factores más potentes de dinamismo social, es decir, el sexo.

 

En 2021 la técnica no nos da la belleza de la velocidad, sino el elogio de la inmovilidad, el triunfo del sedentarismo. No nos lleva a conquistar el mundo: lleva el mundo a nuestra casa. Queríamos desafiar a las estrellas, y, como mucho, podemos pedir en Amazon el “pan di stelle”. [2]

Traducción de Cecilia Herrero Camilleri

[1] Partidarios del movimiento y posterior partido político creado en el 2009 por Beppe Grillo denominado Movimento 5 Stelle. (N. d. T.)

[2] Pan di Stelle son una galletas de chocolate con dibujo de estrellas en blanco de la marca Mulino Bianco, marca italiana de alimentación. (N. d. T.)

© Il Primato Nazionale

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