Desde mediados del siglo XIX, impresionistas y demás genios, sacaron el caballete fuera del taller y comenzaron a pintar en exterior. Bajo una interpretación finalista (con la mirada fija en el "Progreso") se interpreta este hecho como un gran avance, para el hombre y para el arte; en efecto, gracias a ello, la "vida real", respirada por la subjectividad del artista, iba a ser plasmada en el lienzo: es la realidad misma la que estaban conquistando estos geniales y modernos pintores.
Este ensalzamiento de las gloriosas hazañas de los padres fundadores de la pintura moderna no tiene en cuenta varios hechos esenciales.
Los que comenzaron a pintar en exterior, no tuvieron la humildad de preguntarse porque a los maestros que les precedieron nunca se les había occurido hacer tal cosa. La respuesta tal vez sea que estos si entendieron lo que es pintar, mientras que los primeros nunca entendieron nada a tal arte.
A menudo se nos cuenta que la industrialización de los materiales artísticos (lienzos ya preparados, tubos de pintura) hicieron posible pintar en exterior. Es falso. Antes de que dichos materiales existiesen se podría haber preparado perfectamente la cantidad diaria y necesaria de pintura y transportarla en frascos de vidrio o de metal, con agua o trapos húmedos para evitar la oxidación. Sin embargo, no se hizo. El único beneficio que aporto el empleo de dichos materiales fue (aparte de acelerar la decadencia de la pintura por el abandono de su técnica) que en unos pocos años los cuadros impresionistas se craquelasen y las atrevidas manchas de suntuosos colores recreadores de vibrantes atmósferas, rápidamente se agrietasen o cambiasen completamente de color, echando pues abajo el cuadro. Es lo que sucede cuando se empastan costrosa y directamente pinturas al oleo sobre un lienzo sin imprimación, es decir sin tener en cuenta los fundamentos mas básicos del arte y por lo tanto de la técnica de la pintura.
Es fundamental no pintar jamás en exterior (salvo para realizar bocetos de dibujos y acuarelas). Tendría que tratarse de algo de sentido común, pero dadas las circunstancias, conviene explicar el porque de tal prohibición. En primer lugar, por motivos inherentes a las características mismas de los materiales, a su tiempo de secado, las cuales no permiten la realización de una pintura directa("sur le motif"), lo cual iría en contra de la naturaleza misma de la pintura al oleo. Por otra parte, muchas impurezas y suciedades siempre acabaran por mezclarse con la pintura y estropearla.
En segundo lugar, diremos que una pintura es una construccion armoniosa hecha a partir de elementos heterogéneos. Conviene estudiar (bocetos,"études") separadamente cada uno de estos para, tras una prolongada reflexion, adaptarlos unos a otros en vista al fin deseado. Si pintamos directamente del natural, somos esclavos de este, limitándonos a copiar las apariencias (o las impresiones dejadas por estas) : no hay arte alguno en tal cosa. Sin embargo, es indispensable realizar numerosos estudios ( dibujo) a partir del natural. Una vez se hayan realizado estos, conviene, no reproducirlos tal cual en el lienzo, sino adaptarlos a las exigencias impuestas por este. Este es el método que siempre fue aplicado por los maestros (y por sus obras los conoceréis...). Todos recomendaron pintar sin tener el objeto delante de los ojos (generaría cierta rigidez) pero solamente después de haberlo estudiado mediante el dibujo, después de conocerlo.
Ante estas reflexiones se abren dos temas que habría que meditar seriamente, y que dejaremos para mas adelante: la relación entre técnica y pintura, así como las consideraciones metafísicas que se dan como consecuencia de la interpretación de la pintura no como copia servil de apariencias sino como Imitatio, siendo la pintura lugar en el cual adviene lo Bello como esplendor del Ser.
© Suum cuique