Modernos, surrealistas, abstractos, deconstrutivistas… Imposible darle más vueltas al arte. Los marchantes en Estados Unidos ya no saben qué vender. Y he aquí que toda la crítica se ha vuelto a sorprender con uno de sus clásicos. Un libro descubre las maravillas del arte de Norman Rockwell.
El número de noviembre de la revista Vanity Fair en Estados Unidos ha venido plagado de sugerencias. Una portada a Penélope Cruz, un capítulo de un libro sobre la crisis financiera, y un extenso elogio a la obra de Norman Rockwell. ¿Rockwell? ¿El que pintaba una América ñoña e inocente? ¿El que hacía las portadas más famosas del Saturday Evening Post? ¿El carroza?
El mismo.
Más aun. La revista reconoce que el cuadro más famoso del pintor se titula Dando gracias. Se trata de una abuela y su nieto, parados en una cafetería de segunda categoría en medio de una estación de ferrocarril. Antes de probar bocado, juntan las manos y rezan. Los comensales se quedan absortos mirando la estampa sin burlarse.
Esa imagen, dice la revista, ha sido considerada como “una afirmación de la necesidad de la fe en una sociedad cada vez más atea. Se le ha achacado que es sentimentalmente kitsch. Pero más comúnmente, se le ha celebrado como un impresionante foto fija de los americanos en su mejor momento: juntos, a pesar de la bulla, y coexistiendo pacíficamente”.
Si no fuera porque el párrafo está sacado de Vanity Fair, parecería extraído de una hoja parroquial. Pero no. La revista se rinde al encanto del pintor costumbrista americano moderno, Norman Rockwell, sobre quien va a salir un libro titulado Norman Rockwell: Behind the Camera [Norman Rockwell: detrás de la cámara], escrito porRon Schick (Little, Brown and Company).El libro explica la técnica de Rockwell basada en posados fotográficos queluego eran pasados al óleo con un toque de inocencia y picardía.
Rockwell no era muy asiduo a las iglesias. En sus notas manuscritas reconoce que el cuadro no es sobre la mujer y el niño, sino sobre la gente que está alrededor de ellos: “Esa gente está mirando, algunos sorprendidos, algunos confundidos, algunos recordando su propia infancia perdida, pero todos siempre mostrando respeto”.
Una encuesta realizada en Estados Unidos en 1955 demostró que Dando gracias era el cuadro de Rockwell más admirado por los norteamericanos. Actualmente, en varias ciudades de Estados Unidos se recuerdan las imágenes pintadas por Rockwell y hay exposiciones que recorren el país de costa a costa, acaparando un éxito de público.