No murieron para volver a la democracia liberal. Propugnaban una tercera vía
Se cumplen 70 años del complot de Claus von Stauffenberg contra Hitler
20 de julio de 2014
El 20 de julio de 1944, el coronel Claus von Stauffenberg encabezó la conspiración que intentó matar a Hitler. Desgraciadamente no lo consiguió. Al mismo tiempo que saludamos la memoria de quienes dieron heroicamente su vida por tal empeño, vale la pena recordar los principios que les guiaban y que aquí reproducimos.
La Segunda Guerra Mundial adquirió su carácter más destructor a partir del verano de 1944, cuando la certeza de la derrota del III Reich, atacado en dos frentes por la URSS y los anglosajones, enloqueció a los jefes nazis. Después del éxito del desembarco de Normandía (6 de junio de 1944), los militares profesionales, una clase despreciada por los nacionalsocialistas, sabían que la rendición era la única posibilidad de salvar Alemania de la aniquilación.
Desde que Adolf Hitler ascendió democráticamente al poder y empezó a construir su régimen totalitario, grupos inspirados en los ideales de la Revolución Conservadora alemana se unieron en una conspiración contra su poder, que consideraban diabólico. El coronel Claus von Stauffenberg, nacido en una familia aristocrática de gran tradición militar, se adhirió al complot a mediados de la guerra. Él fue el encargado de matar al Führer con una bomba en una reunión militar en la que ambos coincidirían.
En Valkiria: la conspiración para matar a Hitler, una apasionante biografía de Von Stauffenberg, su autor, el alemán Peter Steinbach, aporta un documento muy poco conocido: los objetivos políticos de Claus von Stauffenberg y de su hermano Berthold. Propugnaban éstos una "tercera vía" que no consistía en absoluto en restaurar la República de Weimar y su partitocracia, sino en establecer un régimen corporativo que nada tenía que ver con la democracia liberal.
Dos de los puntos del juramento rezan así:
Nosotros (…) despreciamos la mentira de la igualdad e inclinamos nuestra cabeza ante los rangos establecidos por la naturaleza.
Nosotros queremos unos dirigentes que, brotando de todas las capas del pueblo y unidos a los poderes divinos, precedan a los demás con su gran sentido, disciplina y sacrificio.
(Vea el documento en español al pie del artículo.)
Mientras muchos alemanes adoptaban la postura cómoda de esperar a ver qué ocurría y se amparaban en el lema de que las órdenes se cumplen sin vacilar, Von Stauffenberg y los demás conjurados pusieron su conciencia por encima de las leyes y de su bienestar.
Entrevista de José Javier Esparza con el historiador Fernando Paz sobre la conspiración del 20 de julio de 1944. Clic aquí.
Más información y primer capítulo de Valquiria: la conspiración para matar a Hitler. Clic aquí.
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