Al conjuro del nuevo año, así sea “escolar”, Elmanifiesto.com se renueva. José Javier Esparza, que desde el primer día ha llevado tan brillantemente las riendas del periódico, deja, agobiado por sus múltiples ocupaciones, la dirección del mismo. Pero seguirá afortunadamente con nosotros: todas las semanas sus artículos continuarán enriqueciendo nuestras páginas para mayor deleite y placer de nuestros lectores.
Al tomar su relevo en la dirección del periódico, sé que el listón queda puesto muy alto: ahí lo mantendremos en toda la medida de nuestras posibilidades, tanto en lo que me concierne personalmente como por lo que atañe a todos nuestros colaboradores.
Diversas novedades irán marcando a lo largo de los próximos días esta nueva etapa. Al tiempo que se seguirán denunciando todos los desmanes que corresponda denunciar de la política del gobierno de turno —zapateril hoy y por nuestra desgracia, o lo que sea cuando sea—, intentaremos que la información internacional cobre nuevo brío en nuestras páginas. En este sentido, es un placer saludar la incorporación a nuestro equipo de José Antonio Hernández García, corresponsal en México. Cuidaremos también con particular esmero la calidad literaria de nuestras colaboraciones: tanto en los artículos del periódico como mediante la inclusión de textos de creación literaria en la sección “Páginas Culturales”, la cual se reactivará con la inclusión de artículos destinados a una indispensable tarea: reflexionar más allá de la inmediatez cotidiana y de sus agobios diversos. Respondiendo asimismo a lo solicitado por diversos lectores, iremos recuperando, aunque con la debida parquedad, los artículos más importantes publicados por el periódico. Artículos intemporales: no circunscritos a la actualidad del momento, sería lamentable que, aun guardados en nuestra hemeroteca (de fácil acceso, ya sea a través del calendario o del buscador), quedaran encerrados… y perdidos en la misma.
De este modo, abiertos como siempre a la pluralidad de ideas que, dentro de la fidelidad a los valores que son los nuestros, nos caracteriza; inconformes y rebeldes, seguiremos impugnando en todo momento el plúmbeo orden del mundo. Lo haremos, eso sí, enarbolando siempre (así sea mordaz) la sonrisa. Rechazando cualquier agria pesadumbre, nos mantendremos abiertos a los goces y voluptuosidades que nos depara el mero hecho de existir…, así sea en un mundo como el que con tan ahínco rechazamos. Así iremos avanzando, paso a paso, pero firmes y decididos, por la senda en la que, junto con ustedes, nos hemos aventurado.
