Esto sí que es revisionismo histórico

Badajoz quiere rehabilitar la figura de Godoy

Todas las fuerzas vivas de Extremadura en general y Badajoz en particular se han dado cita, al hilo del bicentenario de 1808, para reivindicar la memoria de… Godoy, el todopoderoso primer ministro de Carlos IV, principal responsable de la invasión napoleónica. El texto que aquí presentamos lo ha publicado ‘El avisador de Badajoz’. Hemos preferido reproducirlo tal cual por su sabor inconfundible, que recuerda las páginas más castizas de la crónica local. En cuanto a lo que la figura de Godoy nos inspira, eso es otro cantar.

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El Avisador de Badajoz
 
El pasado 14, Badajoz fue escenario de un acontecimiento histórico, ejemplar, preñado de simbolismos y rebosante de autoestima, por el que la ciudad y sus vecinos saldaban una vieja deuda contraída con uno de sus naturales más ilustres. Por fin, tras 200 años, 4 meses y 14 días, se cumplía en sus términos un acuerdo del Ayuntamiento pacense, reunido solemnemente un 26 de enero de 1807 y presidido por el corregidor Carlos de Witte y Pau, por el que se acordaba erigir un "monumento de bronce y mármol" a Manuel Godoy. Personaje fundamental en la historia de nuestro país, en la transición del XVIII al XIX. El español de sangre no real que más riqueza, poder y títulos acumuló en la historia de España, entre otros, los de Príncipe de la Paz, Generalísimo de los Ejércitos y Gran Almirante de España e Indias, con tratamiento de Alteza Real, durante el reinado de Carlos IV, de quien fue su primer ministro. Nacido en Badajoz en 1767, en una casa de la calle de Santa Lucía, y que acumularía en pocos años, ya en la Corte, cargos y ascensos fulgurantes, para caer en desgracia por las envidias y recelos de su entorno palaciego, inspirados por la aristocracia y por el vengativo Fernando VII, sucesor de Carlos IV. Tras el motín de Aranjuez de marzo de 1807, fue hecho prisionero, vejado y desposeído de todos sus cargos, títulos y bienes. Para exiliarse en París, viviendo ignorado y en la indigencia, y muriendo en la más completa miseria y soledad en 1851. Tenía ochenta y cuatro años de edad y hacía cuarenta de su defenestración palaciega. Triste final del badajocense de estirpe no real que más poder, títulos y honores supo granjearse en su extraordinaria vida política y militar. Con sus luces y con sus sombras, como cualquier servidor público de altísimo nivel que se precie, pero que tuvo que soportar la "leyenda negra" tejida por sus muchos de sus enemigos y propalada, incluso, por algunos extremeños de pro, como lo fueron dos paisanos injustos, el escritor y bibliófilo Vicente Barrantes Moreno y el historiador y cronista, Nicolás Díaz y Pérez.
 
Y han tenido que pasar, como digo, 200 años, 4 meses y 14 días para que Badajoz y Extremadura, con sus más altas representaciones al frente, comiencen a saldar la deuda histórica contraída con un político y militar fuera de lo común, al que le tocó vivir tiempos muy difíciles, poniendo sus esfuerzos y su inquebrantable lealtad al servicio de España y de su amado rey, Carlos IV. Y en el contexto del II Bicentenario de la Guerra de la Independencia (1808-1812), en la que Godoy no participó, pero sí pudo vislumbrar sus prolegómenos.
 
Acto académico
 
Y fue el 14 el día elegido para el homenaje académico y el descubrimiento de la estatua godoyana, obra del escultor local Luis Martínez Giraldo. En una tarde-noche calurosa, aunque algo fresca, con el termómetro callejero de la rotonda de la plazuela de Minayo marcando 34º y la gente de la calle alborozada, con sus radio-transistores pegados al oído, que España había ganado a Suecia en el último suspiro (1-2) en el partido del campeonato de Europa que se jugaba en Innsbruck (Austria), con un gol del "guaje" David Villa.
 
Y a las 20 horas, en el salón noble del Ilustre Colegio de Abogados de Badajoz, en lo que fuera antiguo Garaje Pla, nos reunimos cerca de 200 personas, con representaciones de todos los sectores de la vida extremeña --municipal, político, militar, universitario, económico, educativo, judicial, periodístico, cultural, académico, religioso... --, destacando el concejalato casi en pleno del Ayuntamiento badajocense, militares de alta graduación de las Fuerzas Armadas, responsables de las Fuerzas de Seguridad del Estado, además de escritores, profesores, directores de Archivos, Museos y Bibliotecas, miembros del Colegio de Abogados, cronistas oficiales de España, gentes de las diversas asociaciones culturales y de vecinos de la ciudad, etc., etc. Y en las primeras filas de asientos, las reservadas a los notables y a las autoridades, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, el subdelegado, Inocencio Ramos Sánchez, el alcalde de la ciudad, Miguel Ángel Celdrán Matute, el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, la concejala de Cultura y presidenta del Comité organizador de los actos de homenaje a Godoy, Consuelo Rodríguez Píriz, el delegado de la Junta de Extremadura en Badajoz, José Ramón Suárez Arias, el delegado del Ministerio de Defensa en Badajoz, Adolfo Antonio Alonso, el general jefe de la Brigada de Infantería Mecanizada "Extremadura XI", Casimiro J. Sanjuán Martínez, el coronel de la Base Aérea de Badajoz-Talavera, Guillermo Vayá Cañellas, el comisario jefe de la Jefatura Superior de Policía de Extremadura, Eusebio Escribano Gaspar, el superintendente de la Policía Local, Miguel Sardiña González, el presidente de la Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, periodista y escritor, José Miguel Santiago Castelo, el presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Francisco Pedraja Muñoz, el cronista oficial de Badajoz, Alberto González Rodríguez, el presidente del Colegio de Abogados de Badajoz, Luis Márquez Pérez, el presidente de Caja Badajoz, José Manuel Sánchez Rojas, el que fuera director del Instituto Bárbara de Braganza, Alfonso Bullón de Mendoza, marqués de Selva Alegre, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y último superviviente del grupo de intelectuales extremeños que dedicara en 1967 un sentido homenaje a Godoy, con la colocación de una placa donde nació Godoy, en la calle de Santa Lucía, con ocasión del II Centenario de su nacimiento, además de otras autoridades y representaciones, cuya enumeración haría esta lista interminable.
 
Y, en lugar destacado también, una dignísima representació n de la familia Rúspoli, descendiente directa de Godoy, con Enrique Rúspoli Morenés, conde de Bañares a la cabeza, además de su sobrino, Luis Carlos Rúspoli y Sanchiz, barón de Mascalbó, el más pequeño de la dinastía, a quien acompañaban su esposa y sus cuatro hijos pequeños.
 
Y, como es natural, numerosas damas y caballeros como acompañantes. Y, como mandan los cánones, ellos y ellas --en especial, las féminas--, bien peripuestos y tal, ataviados con sus mejores galas. Sobresaliendo los impecables ternos azules oscuros de la dinastía Rúspoli, incluidos los más pequeños de la saga. Y el abajo firmante, bien situado entre caballeros como Francisco Lebrato, Feliciano Correa, Joaquín González Manzanares, Juan José Matilla y Emilio G. Barroso, entre otros notables adornados con prendas literarias, bibliográficas, pedagógicas y musicales. Toda una "academia godoyana" para este escribano. Mejor, imposible.
 
Ambiente de gala
 
Al fondo, el salón ofrecía una puesta en escena atractiva: tres grandes reposteros colgantes, con los escudos de España, Badajoz y Extremadura, un atril sobre un estrado, en el centro, para las intervenciones. A la izquierda, el histórico pendón de Badajoz, rojo y gualda, a bandas verticales, con su escudo y su leyenda: "La Muy Noble y Leal Ciudad de Badajoz", rodeado de dos solemnes maceros, con mazas y atuendos granates. Y, a la derecha, las banderas de España y de Extremadura, haciendo guardia de honor a ambos lados dos guardias municipales, con sus uniformes de gala, con casco brillante y penacho de plumas blancas. Espectacular.
Y eran las 20,10 horas cuando daría comienzo el acto académico, conducido con mano experta por Teresiano Rodríguez Núñez, periodista y ex-director del HOY, que actuó de guía y presentador de los distintos intervinientes. Calificando el día como "histórico", el hecho de "dar cumplimiento a un acuerdo, una promesa del Ayuntamiento de Badajoz de hace 200 años, el 26 de enero de 1807". Y después de trazar sucintamente la trayectoria de Manuel Godoy, con su "vertiginosa ascensión y posterior caída", dijo que "la gloria es efímera". Así como que "esto no es un acto más, Badajoz ha cumplido lo que prometió, recuperando su memoria y su buen nombre". Y siguió: "La injusticia de su destierro quedará reparada con la traída de sus restos". Acto "que va a corregir las injusticias de la Historia, con sus luces y sus sombras". Y que, por cierto, "quedará registrado en los anales de esta ciudad".
 
A continuación intervino Consuelo Rodríguez Píriz, concejala de Cultura, que hizo un breve informe de los pasos seguidos por muchas personas, y desde hace años, para recuperar la memoria de Godoy, para su puesta en valor, hasta llegar al momento actual, tanto a nivel nacional como local, dando nombres de investigadores y estudiosos, libros y revistas, el cronista de la ciudad, el periódico HOY, La Económica, el Congreso Internacional sobre Godoy de 2001 (Badajoz, Castuera, Olivenza), etc., etc.
 
Agradecimiento de los Rúspoli
 
Después tomó la palabra Enrique Rúspoli, conde de Bañares, escritor y biógrafo de su ilustre antepasado, en representació n de los descendientes directos de Manuel Godoy, expresando "su satisfacción y el agradecimiento de su familia por la valentía de las autoridades extremeñas por recuperar la memoria de Godoy, tras 200 años de silencio vergonzante" . Y trajo a colación, recogidos de un artículo que publicó Arcadio Guerra en 1967, el acuerdo municipal de hace 200 años de levantarle una estatua en Badajoz, describiendo algunos de los festejos que se celebraron en la ciudad, celebrando la ascensión del Príncipe de la Paz a Gran Almirante de España e Indias, con recepciones y bailes, fuegos artificiales, banquetes, conciertos, partidas de caza, funciones de teatro, corridas de toros y hasta batallas navales en el Guadiana. Finalizando con la lectura emocionada de algunos textos de las Memorias de Godoy, deseando finalmente que este acto de recuperación de su memoria "sirva de ejemplo para el resto de España".
Como intermedio relajante, actuó el profesor de guitarra del Conservatorio Superior de Música de Badajoz, Juan Guillermo Burgos, que interpretó "Minuetos de Fernando Sort".
 
Seguidamente intervino José Miguel Santiago Castelo, presidente de la Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, al que le correspondió hacer una semblanza de Godoy como figura de la cultura y el progreso. Calificando esta jornada, como "día importante para la historia de España". Y apelando a diversos autores y escritores, dijo que "Godoy fue un producto de la Ilustración", trayendo a colación muchas de sus numerosas aportaciones a la cultura española, destacando "el gran impulso dado a las escuelas rurales", entre otras más. Citando después la extensa lista de autores e intelectuales extremeños que dedicaron estudios y trabajos a la figura de Godoy, resaltando el Congreso internacional celebrado en el año 2001. Por lo que, "para la Academia es un orgullo y una satisfacción la celebración de este acto de justicia". Y terminaría de forma apasionada, recitando magistralmente y de forma pausada unos versos que escribiera Manuel Godoy en su destierro de París, con 79 años.
 
Godoy, militar
 
Le siguió en el uso de la palabra Casimiro Sanjuán Martínez, general jefe de la Brigada de Infantería Mecanizada "Extremadura XI", con acuartelamiento en Bótoa, que hizo la semblanza de Godoy como militar, Capitán General y Generalísimo del Ejército. Y de forma sobria, típicamente castrense, nos ilustró sobre lo que podría constituir la "Hoja de servicios" de Godoy. Haciendo un retrato magnífico, desde su puesto de soldado raso, como miembro de la Guardia de Corps, a los 17 años, con la sucesión de ascensos fulgurantes y empleos en su meteórica carrera: coronel, brigadier, mariscal de campo, teniente general (con 24 años), sargento mayor de la Guardia de Corps (el puesto más codiciado de la milicia de la época), Capitán General (1793), Generalísimo (1801) y Gran Almirante de España e Indias, con tratamiento de Alteza Real (1807). Indicando, además, que Godoy fue pieza clave en "la organización y la modernización del Ejército en aquellos tiempos difíciles", poniendo varios ejemplos. Y sintetizó: "No hay duda de los favoritismos  de Carlos IV, pero Godoy tenía grandes cualidades como militar". Por lo que, remataría, "la guarnición de Badajoz se suma gustosa a este homenaje".
 
A continuación intervino, en sustitución del anunciado profesor Emilio La Parra, destacado historiador y biógrafo de Godoy, Alfonso Bullón de Mendoza, marqués de Selva Alegre, primer director que tuvo el Instituto pacense Bárbara de Braganza, último integrante vivo del grupo de intelectuales extremeños que organizara un homenaje a Godoy en 1967, con motivo del II Centenario de su nacimiento, en la calle San Lucía, con la instalación de una placa de recordatorio. Y lo recordaría gratamente, contando algunos detalles del acto, como la presencia de Carlos Rúspoli, duque de Alcudia y Sueca, representante de la familia. Y siempre estuvieron de acuerdo en que sus restos volvieran a Badajoz, su ciudad natal, que Godoy lo dejó por escrito en diversas ocasiones. Ahondando después, en plan profesoral, sin mirar el reloj ni nada, en su papel como Gran Almirante de España e Indias, dando cuenta "de la potencia emergente que serían los EE. UU. de América", ampliando "las relaciones entre España y América" y, entre otros gestos de acercamiento, "llevando la vacuna de la viruela por todos sus puertos". El viejo profesor se pasaría luego a otros temas, sin mirar sus papeles, dando cuenta, entre otros asuntos, de que Godoy creó "el primer Jardín Botánico de Europa, en Sanlúcar de Barrameda". Su intervención fue la más larga de todas.
 
Godoy, estadista
 
Por último intervino el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, natural de Olivenza, que hizo referencias a la faceta de Godoy como político y gobernante. Haciéndose una pregunta laudatoria sobre el extremeño: "¿Qué hubiera sido de Olivenza si no fuera por Manuel Godoy?". Y este otro guiño, que arrancó las sonrisas de los presentes: "Sin él yo no hubiera sido alcalde de mi pueblo ni sería ahora presidente de la Junta de Extremadura" .
Y trajo a colación una frase lapidaria de Rodríguez Moñino sobre el homenajeado: "La historia sobre Godoy ha estado planteada por la envidia y escrita por el odio". Para, a continuación, alabar su tarea "como político ilustrado, al que muchos le tuvieron inquina", resaltando "su preocupación por la cultura, por la educación popular". Y tuvo tiempo de mencionar algunas citas del historiador Emilio La Parra sobre Godoy, uno de sus biógrafos más completos, para rematar con otra sentencia: "Godoy sufrió el ostracismo de muchos y por mucho tiempo". Un hombre que "a veces, no supo medir sus fuerzas". Para concluir, pidiendo que "se profundice en los estudios sobre su figura y su obra", pero "sin caer en el error de juzgarle por las apariencias" .
Muchos aplausos rubricarían sus palabras. Al igual que las de los distintos intervinientes en este largo y solemnísimo acto académico.
 
Finalizadas todas las intervenciones, el alcalde de Badajoz se levantó para hacer entrega de una réplica en escala de la estatua original al presidente de la Junta de Extremadura, como recuerdo imborrable de estos actos. Para, a continuación, intervenir de nuevo el guitarrista Juan Guillermo Burgos, que interpretó "Preludios de Francisco Tárrega".
 
Comitiva cívica
 
Eran las 21,20 horas, con algo de retraso sobre el horario previsto, cuando Teresiano R. Núñez ordenó la formación de una Comitiva cívica para trasladarnos a la cercana rotonda de la plaza de San Antón, donde la estatua cubierta de Godoy y el pueblo llano hacía tiempo que esperaban. Y, abriendo marcha, el pendón histórico de la ciudad, escoltado por los dos maceros, con las autoridades y resto de la comitiva, detrás. Pero de este nuevo episodio, de lo que allí aconteció, de las palabras que se pronunciaron y del descubrimiento de la escultura godoyana, "en bronce y mármol (de Borba)", lo dejamos para una segunda entrega, si Dios quiere.
 
(http://elavisadordebadajoz.zoomblog.com)

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