Martes negro

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Como a nuestro presidente del gobierno no le salen las cuentas, ha organizado la crisis ministerial más pintoresca que consta en los anales del reino desde que, hace 35 años, al motrileño Julio Rodríguez -también llamado El Breve -, le cayese del cielo la cartera de educación. Quienes lo padecieron, recuerdan el desmadre que organizó su famoso “calendario juliano”.
No le salen las cuentas a ZP, pero no crean ustedes que las cuentas en las que piensa nuestro primer dignatario son las de la crisis económica, los parados, la morosidad crediticia, las familias que no llegan a fin de mes, las hipotecas y préstamos renegociados -”reconducidos” dicen los bancos -, a intereses de usura rayana en lo delictivo y, a más inri, avalada por los miles de millones gubernamentales que apoyan a Botín y otros compañeros de razia. La respuesta de la banca a la crisis se llama 15% de intereses. Y el gobierno de España, de miranda. Patriótico que te cagas. Eso es arrimar el hombro y lo demás hostias sin gluten.

Mas ya se dijo que no son esas cuentas las que quitan el sueño al vivaracho pucelano. Son otras. ¿Las cuáles? Las referidas a las próximas elecciones al parlamento europeo. Si el PP se las levanta -parece previsible -, tiene difícil acabar la legislatura. De comicios anticipados ni le hablen, que le entra el talante y es peor. Esas son sus cuentas: el poder hasta que se acabe el duro. Lo demás… que cada palo aguante su vela.

Dijo el pasado martes -día negro en radiante semana santa -, que para hacer frente a la crisis en mejores condiciones, acaso óptimas condiciones, había apostado en su nuevo gobierno por “la experiencia política”. Razón por la cual, supongo, ha nombrado ministro de cultura a Ángeles González-Sinde. Una medida de lo más eficaz para contrarrestar los efectos de la crisis en la modesta economía de los ramoncines, anabelenes, pantojas, tedybautistas y otros simpáticos afiliados de la SGAE. También, a qué negarlo, una manera tan elegante como cualquier otra de seguir pagando el favor a los de “la ceja”, y de prometer más chupa del bote si le renuevan su apoyo y adhesión en los futuros encuentros electorales.

Luego está lo de Chaves, nuestro presidente andaluz por antonomasia, que ahora es vicepresidente segundo (o tercero, he perdido la cuenta), “en Madrit”. Experiencia no le falta, como tampoco tirón electoral. Lo que le falta es ministerio. Y competencias. Le han dado una cartera llena de nada. Las relaciones con los funcionarios la asume Presidencia del Gobierno -igual que los deportes, tomen nota de la nota, y si el Barça no ganase la liga ya saben a quién reclamar -; la financiación autonómica recae en Economía y Hacienda; las relaciones con los nacionalistas son responsabilidad del grupo parlamentario socialista y de la Secretaría de Relaciones con las Cortes. ¿De qué va a trabajar Chaves, si puede saberse? Podía conjeturarse con que supervisara las fusiones de cajas de ahorros. Pero no, morena. Eso es competencia de las propias cajas, del Banco de España y del ministerio de Economía y Hacienda. Total, que se nos llevan el presidente “a Madrit” para que dentro de unos meses le saque a ZP un “puñaíllo votos”. Y nosotros, que somos andaluces de morirnos de la risa, tan contentos, “míralo, quién lo iba a decir, siendo <> y ahí, con un par, de vicepresidente en el gobierno del menda ese leonés”. “Que no, que nació en Valladolid”. “Y qué más dará, de <> norte es… ¿o no es?”.

El primer gobierno de esta legislatura era un “casting” para una película de buenos progres contra malos fachas. El segundo, un equipo electoral en tiempos revueltos. Cualquier día montan un gobierno para gobernar. Oigan, que de ilusión también se vive.

Sin ministro de cultura y sin presidente de Andalucía nos dejaron el martes pasado. Para combatir la crisis, dicen los que saben. A un servidor, que poco sabe, sólo se le ocurre un comentario: anda y que vayan a vacilarle a Perico el del Lunar.

Martes negro.

 

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