Convivencia escolar

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Hay un conflicto en los colegios de la valenciana ciudad de Alicante. Los niños marroquíes y musulmanes no quieren sentarse junto a sus compañeras, y no reconocen autoridad ninguna a las maestras. Es, aunque nos canten alabanzas los profetas de la solidaridad y el entendimiento, una desobediencia intolerable y ha de ser sancionada con toda la fuerza. Aparte, habría de ser llevada a consecuencias últimas, pues no sólo está en juego el caprichito de esos menores, sus familias y sus círculos religioso-culturales, sino la misma conformación del Estado de Derecho y del mantenimiento del statu quo de nuestra sociedad.

Porque no le den más vueltas. Los chicos no quieren sentarse con las chicas porque éstas tienen (o tendrán) la regla y, por tanto, son impuras. Y no quieren profesoras porque, para ellos –y para el islam– la mujer es inferior a cualquier hombre.

Y eso, que yo sepa, no es multiculturalismo, sino incultura y atraso. ¿Dejaría usted a su hija al lado de una de esas lumbreras?

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