Para todo viaje

Para todo viaje

Compartir en:

 

En el trasiego de tanta maleta y “neceser” innecesario descansa una oportunidad única y divertida de ver el mundo de otra manera.

 

En las angustias milenarias de los atascados, en las asfixias de los monovolúmenes, esos “seiscientos” de nuestra época, hay un resquicio para el perfil furtivo.

 

No hay más que desenfocar o enfocar, según se mire, la realidad en la que se nos muestra la vida en una primera toma.

 

Es incuestionable que el parque eólico desabrocha impunemente la ruta del cierzo con sus cronómetros midiendo el azul infinito.

 

Nadie podrá negar la traquea de la roca que es este túnel inacabable y su desfile de luciérnagas fugaces.

 

Una geografía de nubes te allana el trayecto mientras tarareas sin saber porqué la canción de aquel verano que cambió tu vida y la discordia entre seguir siendo el mismo o haber cambiado tanto desde entonces asoma íntimamente hasta que alguien te pide más patatas y vuelves a la frase hecha para la hora que estimas llegar.

 

Con acupuntura tratan la espalda de aquel monte repoblándose y un avión transatlántico es la punta del bisturí que abre el cielo al otro lado de las entrañas.

 

Como grecos tostándose al sol relucen los frenazos de una malograda trayectoria mientras dudas por un momento sino hubiera sido mejor madrugar un par de horas antes.

 

Aprovecha la inercia de la mirada perdida sobre el café aún hirviendo para nombrarte el cronista del bies de lo evidente.

 

Prueba en tu migración estival con subirle la falda a la definición de la vista para descubrir el sugerente liguero de una imagen.

 

Te darás cuenta de que, como unas manos dando vida a la marioneta inerte, hay otro mundo detrás de la tela oscura de lo palpable.

 

Con paciencia artesana entonces, comenzará tu mente a conjugar estampas en un vocabulario solamente tuyo y harás de la contemplación un arte.

 

No en vano la metáfora es la manoletina del ojo inquieto.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar