Liberación sexual

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Las televisiones progresistas se dedican estos días a la alabanza de la liberación sexual femenina. Y buena parte de las mujeres aún no se ha dado cuenta de que tal independencia se puso, de inmediato, al servicio del hombre. ¿A quién beneficia que una niña de 13 ó 14 años desee perder la virginidad con el primer palomo que haga alardes viriles (pues, desengañémonos, en el ambiente lumpen de “Gran Hermano” y delicatessen de ese estilo, no va a encontrar a ningún Romeo ni a ningún Werther)? Respuesta correcta: a los maromos. ¿A quien beneficia que las adolescentes y jóvenes estén convencidas de que si no yacen con sus compañeros y conocidos son unas asquerosas reprimidas? Pues eso. La liberación sexual de la mujer ha sido la gran maravilla del varón, la manipulación del siglo XX, pero, sobre todo, el reposo ubicuo del pichabrava/buenrollito: en vez de emplear la mano, utiliza una vagina.

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