Curioso ejercicio de nostalgia, Sr. Ruiz. Pero es nostalgia de la buena, de la que vivifica aunque sea con la aceptación tragica de un destino tan horroroso como ineludible: el que marca el fin de EUROPA (ahora tenemos UE). Ella, Marlene, con esa mirada escéptica y distante, miraba quizá a lo que somos hoy, unos zombies vagando entre ruinas (y no me refiero a las de Japón). Ella quizá sabía ver que Europa sólo podía serlo en guerra, eternamente en guerra. Por eso su canción habla de ´´Kaserne´´ que era como ´´nuestra casa´´ (la de los hombres que lo eran). Ella quizá se sabía la última mujer de Europa, la que lamenta que sus hombres se vayan a la guerra a matarse entre sí por ´´parecerse demasiado´´, pero la que no soportaría que sus hombres se quedaran ´´en casa´´ de brazos cruzados. Ella veía, con su lánguida mirada, el fin de todo eso. Ahora, nosotros, en la seguridad de nuestros ´´lofts´´ y apartamentos, esperamos entre alegres y resignados, el tsunami que nos borre del mapa para siempre.
Miguel (Madrid). Comentario al artículo "Marlen" de Damián Ruiz.
Nostalgia de la buena
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