Es el Estado lo que está en juego

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Si el Gobierno acepta el juego de ETA y Batasuna, estará siendo objeto de un chantaje explícito, lo cual significará “un elemento de profunda erosión del Estado”. Lo ha dicho Teo Uriarte, ex miembro de ETA y, desde hace muchos años, hombre plenamente comprometido con la libertad en el País Vasco y en España, es decir, contra el nacionalismo obligatorio y contra el terrorismo. Algo sabe Uriarte del asunto. Y lo saben también, en el fondo, absolutamente todos los españoles: el juego de Zapatero con ETA (o viceversa), además de profundamente inmoral, está llevando al Estado, a España, a una posición indigna. En este momento, es ETA quien manda en la vida nacional española. En el juego de estrategias que el Gobierno y ETA han desplegado –las analizamos detalladamente en este primer número de elmanifiesto.com-, ETA está sacando ventaja y el Gobierno está quedando atrás. Por una sola razón: porque el Gobierno, protegiendo sus particulares intereses, ha dejado a un lado el imperio estricto de la ley, el consenso de Estado con el centro-derecha y, sobre todo, el interés superior de España, que son las únicas cosas que jamás debería haber sacrificado. Ahora, en muchos sentidos, ya es demasiado tarde. Dar la vuelta a esta tortilla será un trabajo de titanes. Y sin embargo, es urgente ponerse manos a la obra.

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