La derecha insuficiente

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El programa que ha presentado Rajoy en la convención del Partido Popular crea un efecto extraño: todo lo que dice es razonable, pero inevitablemente deja insatisfecho. La defensa de la unidad nacional es una plataforma donde muchos ciudadanos se reconocerán, pero sería bueno que el PP explicara, además, por qué es bueno reconocerse en ella. Del mismo modo, la defensa de un modelo económico de prosperidad es una bandera atractiva (nadie sería capaz de defender la bandera contraria), pero es en sí misma insuficiente si uno no es capaz de explicar para qué sirve. Da la impresión de que el PP no ha aprendido la lección de 2004. Aznar cerró su mandato de ocho años con las mejores cifras económicas que ha conocido España desde los años del “desarrollismo” y con una posición internacional inusualmente fuerte, pero nada de ello sirvió para evitar que la mayoría absoluta se descompusiera al primer golpe. Una sociedad no necesita sólo promesas de prosperidad y garantías de un buen gestor. Necesita también principios que la guíen y razones para apostar por esos principios. El PP, bajo el socorrido argumento de que eso no es misión de los partidos, sino de la propia sociedad, ha desertado de cualquier compromiso ideológico con sus propias bases. El resultado será, nos tememos, el de siempre: la gente sólo se acordará de la derecha cuando la corrupción y la crisis ya sean insoportables. Y sería injusto hacer el menor reproche a los ciudadanos: el PP nos ha dicho cómo quiere gestionar, pero no nos ha ofrecido un modelo de cómo queremos vivir.

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