Magdalena Álvarez, del Vogue al AVE

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Quizá alguien haya ensalzado a de la Vega por su rigidez, a Carmen Calvo por su desvergüenza, a Espinosa por su discreción, a Salgado por estar muy delgada, a Narbona por Borrell, a la pobre Trujillo por pura compasión. Podríamos repasar el álbum del Vogue y el florilegio de mujeres ministerialmente vivas o difuntas, llegadas al Gobierno por mérito de cuota: ninguna ha dejado un rastro más allá de la ambición de una Lady Macbeth a escala pero Álvarez está entre lo más selecto de lo peor, totalmente imposible de elogio. De su paso por el ministerio de Fomento puede decirse que todo lo ha hecho mal. Álvarez llegó a Madrid en AVE desde Sevilla, siendo este el modo más caballeroso que encontró Manuel Chaves de quitársela de encima. Por diez años, Maleni había hecho de la Consejería de Economía de la Junta de Andalucía un cortijo donde podía pacer de señorita. Llegaba avalada –es inspectora de Hacienda- por una fama de hacer bien los números. Y llegaba para dormitar en un escaño de la oposición cuando entre el once-eme y la cuota se alzó con el ministerio de Fomento, que es –a efectos históricos y presupuestarios- algo así como el ministerio de bellota. Desde entonces, esta mujer apodada ´Mandatela´ ha consumido cuatro jefes de prensa y tres directores de gabinete, como quien apaga cigarrillos. Se le atribuye, con razón, el carácter de un Miura –sólo que en bravo. Es notablemente malhablada: más allá del ´plan Galicia de mier…´, comentó de Andrés Ayala, su contrincante popular en la Comisión de Fomento, que es ´el cabrón que me hace la vida imposible en el Congreso´. Por supuesto, en las crónicas más relamidas, todo esto se hace pasar por ´voluntad de hierro´, ´capacidad de liderazgo´ y ´determinación´. En fin, si sus subordinados hacen extras hasta las cuatro de la mañana, su actitud ante la prensa se resume así: ´yo no estoy dispuesta a someterme a un interrogatorio cada vez que me pongo enfrente de un periodista, qué quieres que te diga´. Voluntad de hierro, capacidad de liderazgo, etcétera. Desde Andalucía, Maleni propuso la creación de diecisiete agencias tributarias y se empeñó de modo autolesivo en la creación de una única caja de ahorros regional. Ya en Madrid, este temblor de los Nuevos Ministerios ha conseguido a) que los madrileños soporten más atasco en la A6; b) que los catalanes entiendan que el tren de cercanías es un autobús; c) que los independistas alimenten –no sin razón- su victimismo; d) que toda la oposición haya pedido su dimisión con una unanimidad que se encuentra entre los niños cantores de Viena y no en un parlamento; e) que el AVE llegue a Barcelona cualquier década de estas. Y pese a todo, "dimitir es de cobardes", según esa corajuda mujer que parece tener algo muy personal contra nuestras infraestructuras.

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