Estoy totalmente de acuerdo en que el gobierno de coalición Sánchez-Podemos, con apoyo de los separatistas, va a ser nefasto para España. Solamente me falta añadir que tan nefasto como lo fue el anterior gobierno del PP y, en general, como todos los gobiernos que ha padecido España desde que se instauró el nefasto régimen del 78.
Lo peor de este gobierno no va a ser su supuesto “comunismo”, sino el pacto con los separatistas catalanes y vascos. La impunidad de los golpistas y el deterioro (¡aún más¡) de lo poco que queda de la soberanía española son las consecuencias más previsibles. El pacto podría haber sido evitado por la derecha liberal (PP y C’s), pero no lo han hecho. Su argumento es que no podían apoyar, ni por pasiva, a un gobierno del “frente popular” (¿Ya no es vigente la frase de Calvo Sotelo “antes una España roja que una España rota”? parece ser que no).
¿Qué hay detrás de este “argumento”? Enorme desidia intelectual, tacticismo, partidismo y muy podo patriotismo. Vamos a ver por qué.
El anticomunismo tenía sentido cuando existía el comunismo. Y existir el comunismo significaba dos cosas: una potente ideología marxista-leninista capaz de movilizar masas en todo el mundo en torno a la idea de “lucha de clases”, y una gran potencia, la URSS, dispuesta, no solamente a apoyar, sino a controlar y dirigir a los movimientos comunistas de todo el mundo. En la guerra civil española se daba esta situación, y España derrotó al comunismo, pues en el bando “republicano”, después de purgar a trotskistas y anarquistas, mandaba la URSS, y su objetivo no era la “democracia”, sino la dictadura del proletariado.
Ninguna de estas premisas se cumple. Ni el PSOE ni Podemos son marxista-leninistas, ni siquiera marxistas. En ningún momento hablan de lucha de clases ni de dictadura del proletariado. En ningún momento plantean sacar a España de la OTAN ni de la UE. La URSS ya no existe, y la Rusia actual, aunque aspira a ser una potencia regional, no pretende extender su modelo al mundo entero. En todo caso las simpatías de Putin estarían con partidos como el Frente Nacional francés o la Liga de Salvini, que, de comunistas tienen poco.
La derecha liberal agita el fantoche anticomunista por dos razones. En primer lugar, por tacticismo partidista: abstenerse en la investidura significaría otorgarle a Vox el papel de oposición, lujo que no pueden permitirse. Pero hay otra razón estructural de más calado, que hace que su postura sea la que es, y lo sería incluso en ausencia de Vox.
La “razón de ser” del PP, la justificación de su existencia, es “defender a España del radicalismo y del populismo” que representan el PSOE y Podemos. De la misma forma, la razón de ser del PSOE (y de Podemos) es “defender la democracia del fascismo, la reacción, el franquismo y el populismo que representa el PP”. La farsa está servida. Nadie se preocupa en analizar los programas de ambos partidos y ver su similitud. Nadie se preocupa de analizar las políticas concretas de ambos partidos y ver su enorme proximidad.
Unos y otros agitan sus fantasmas (antifascismo, anticomunismo) para que este gran guiñol que es el régimen del 78 pueda continuar
Unos y otros agitan sus fantasmas (antifascismo, anticomunismo) para que este gran guiñol que es el régimen del 78 pueda continuar. Y, mientras tanto, los únicos que afianzan posiciones son los partidos nacionalistas en su empeño de destruir a España.
El gobierno Sánchez-Podemos no va a ser un gobierno de “frente popular”. No van a sacar a España de la OTAN ni van a plantar cara a la UE. Ni siquiera van a derogar la reforma laboral del PP. Eso sí, neofeminismo, inmigracionismo, eutanasia, LGTBI e histeria climática por un tubo. Sumisión y mundialismo en estado puro.
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