Elogio del rojo y vituperio del progre

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Llevo años queriendo escribir un ensayo con ese título, pero tengo tal cantidad de barruntes y frases garrapateadas que es probable que nunca mi tesis revolucionaria vea la luz. Sin embargo, ya que una imagen vale por mil palabras, ilustraré la idea central con dos imágenes:
 
 
 
 El Roto, publicado en El País, el 17 de octubre de 2012
 
Recordemos que el Roto es rojo. Un rojo que conjuga mordaz crudeza obrerista con brillante sensibilidad artística. Lo contrario, pues, de estotro:
 
 
 
 Perich, Autopista (Cuando el bosque se quema algo suyo se quema... señor Conde)
Editorial Estela, 1971
 
Ya se ve, el Perich es progre; pese a su militancia en el Partido Comunista tiene resabios de taimada hipocresía burguesa.
 
Sí, ya sé que la viñeta y la frase del Roto podrían interpretarse aproximándola algo a la viñeta del Perich, pero sería forzado. A fin de cuentas salta a la vista que al rojo Roto no le caen bien los incendiarios y al progre Perich sí.
 
Por eso son arquetipos respectivamente del rojerío y la progresía, y justifican este
 
Elogio del Roto y vituperio del Perich
 
 
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El artículo del Marqués de Tamarón se completa con dos agudos comentarios de los lectores de su Bitácora (vulgo, Blog). Helos aquí:
Alcides Bergamota escribe:
«La verdad es que rojos no quedan, son una especie en vías de extinción. A lo mejor habría que conservar algunos en una reserva, para instrucción de la juventud. En cambio progres... El virus es tan absolutamente devastador que prácticamente no escapa nadie, la sociedad española vive una verdadera epidemia, y no se ve antídoto en el horizonte. ¡Cuantos amigos que se dice de derechas son en realidad unos progres de cuidado y ni siquiera lo saben! Son progres las señoras que se van a los tribunales a discutir sobre títulos nobiliarios, son progres los papás y las mamás, al educar a los nenes, progres los colegios, progre la sociedad. España es una socialdemocracia, dónde la derecha es en realidad un partido progre y hace mucho que se ha renunciado a pensar. ¡Ya quisiéramos a Fernando VII! Lo de hoy no da ni para media partida carlista en el Maestrazgo.»
Otto Silenus dice:
«Perich era un progre que fotografiaba una realidad deformada por sus prejuicios. Sus marqueses parecían caricaturas de Don Juan March, los curas eran calcados del Frailazo, escribía frases escalofriantes como “el único cocktail cultural que conozco es el cóctel molotov”. Compárese todo ello con sentencias como la de El Roto de hoy: “Si no piensas como los que no piensan, te señalan”.»
 

 

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