Es difícil no reconocer algunos paralelismos entre las figuras de Julio César y Donald Trump salvando las lógicas distancias personales, temporales y geográficas.
Hasta "El País" lo reconoce. Las bases republicanas mantienen su apoyo al presidente saliente, cuya aprobación en los sondeos apenas ha caído desde el asalto al Capitolio.
Desde ahora en adelante el debate público quedará limitado a socialdemócratas, liberales de izquierda y algunos marxistas, cuya presencia servirá para dar un poco de falsa radicalidad a lo discutido.
Vivimos bajo una dictadura planetaria de la izquierda burguesa: puritana, fanática e hipócrita, llena de palabrería pseudorrevolucionaria y de actitudes tan vociferantes como inocuas.