«Demos gracias a nuestras madres y a nuestras abuelas que nos han enseñado a defender el Bien, la Verdad y la Belleza: los trascendentes del ser», decía Santiago Abascal en la madrileña plaza de Colón.
Las guerras asimétricas son guerras del débil contra el fuerte, del dominado contra el dominante. ¿Y por qué debemos escoger este terreno de la asimetría? Porque es él quien nos ha escogido a nosotros.