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El brillo universal de la lengua española

Lo específico de la lengua española es la unidad dentro de la diversidad, pues los casi 600 millones de hablantes no cuentan ni con dialectos que la diversifiquen ni con variedades en la ortografía.

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La lengua más importante del mundo, y también la más grande, es la que usamos día a día. Y en muchos casos las dos que usamos todos los días porque no siempre con una hay bastante. La lengua o las lenguas propias diseñan la vida, dan acceso la cultura y facilitan el acomodo social. Nada tienen que ver con el número de hablantes, sino con la adecuación al entorno.

Nada impide, sin embargo, que nos ocupemos de las diez lenguas que cuentan con más de doscientos millones de hablantes. A la cabeza, el chino mandarín y el inglés. La primera es lengua vehicular de China, la segunda del planeta y gana espacios con asombrosa facilidad. La primera es la de mayor número de hablantes monolingües, la segunda cuenta con unos 380 millones. Muy pocos si los comparamos con los mil millones que la utilizan a diario como si fuera lengua materna a la vez que su lengua materna real. Y no me refiero a quienes saben un poco de inglés, sino a quienes lo emplean con naturalidad. El inglés se ha instalado en los cinco continentes. El chino mandarín, anclado en sus dominios, viaja mal y poco. Su elevado número de locutores no justifica la moda de estudiarlo en las escuelas europeas, salvo la habilidad que siempre aporta el conocimiento de una lengua extranjera, especialmente con las estructuras de la lengua china.

La siguiente lengua del mundo, tan a la altura como las otras dos, la voy a nombrar forzando la interpretación. Es el latín. Hijas del latín son tres de las diez lenguas más habladas en el mundo: el español, el francés y el portugués. Y si sumamos el italiano y el rumano, alcanza hoy la lengua de la antigua Roma unos 1.258 millones de hablantes, el 16% de la población mundial. A la cabeza, el español, lengua extendida como el latín en la mochila de los conquistadores. Los 300 millones de francófonos ocultan una enfermedad: la transmisión familiar. Solo unos 100 son nativos; para el resto es lengua complementaria, pero culturalmente imprescindible. Queda asegurada su transmisión en territorio europeo, pero no en países africanos como Argelia, Marruecos, Túnez, Congo, Camerún, Togo, Chad y otros donde es habitual en la enseñanza, pero infrecuente en el uso familiar, que es donde las lenguas aseguran su estabilidad mediante la transmisión.

El portugués, la lengua más hablada del hemisferio sur, cuenta con unos 270 millones. La mayor concentración se da en Brasil. Es también lengua oficial en Angola y Mozambique, donde buena parte de las familias lo transmiten a sus descendientes. Sin embargo, en los centros de enseñanza europeos rara vez se ofrece como lengua extranjera para los estudiantes.

El peso del ruso como lengua cultural sigue siendo enorme, pero va en retroceso, aplastado por la fuerza arrolladora del inglés. Es lengua propia de Rusia, y de cultura en Bielorrusia, Ucrania, Kazajistán, Kirguistán y otros países de la antigua Unión Soviética, y también de Mongolia. Cuenta con unos 160 millones de hablantes que transmiten la lengua en familia y otros 114 millones ambilingües que la tienen como lengua cultural. Desde el periodo soviético pierde hablantes en los antiguos países del telón de acero como Polonia y Hungría, y también en los países Bálticos donde el inglés gana espacios.

El hindi y el árabe atraviesan ese periodo transitorio hacia la fragmentación. El hindi, lengua del hinduismo, recibe el nombre de urdu en boca de los musulmanes. Se escribe con el alfabeto devanagari, que es el que usa el sánscrito, pero los musulmanes prefieren el alifato. El 10% de los hablantes de urdu vive en Pakistán, donde es lengua oficial y única para quienes la heredan, pero no para el resto de los paquistaníes, hablantes nativos de sindi, baluchí, penyabí y otras… El árabe comparte el mismo estado. Una variedad estándar, no siempre comprendida por los hablantes, sirve para la escritura y lectura, pero carece de uso oral. El árabe hablado ya no existe en forma única y generalizada, sino en numerosos dialectos coloquiales que no se escriben. El más popular, el egipcio, que recibe las versiones de las películas occidentales. Se añaden una docena de variedades: marroquí, donde es llamado dariya, tunecino, argelino, libio...

El bengalí cuenta con 265 millones de locutores. Es oficial en Bangladés, donde lo habla la mayoría de la población, y en algunos estados indios. Cuenta con una tradición literaria que se inicia hace más de 1300 años. El indonesio, que ocupa el décimo lugar, cuenta con unos 200 millones de hablantes, de los que solo 44 lo tienen como lengua materna y única. Desde 1945 sirve para la intercomunicación entre los hablantes de las más de doscientas lenguas indonesias.

De las diez lenguas más habladas, el número uno, el chino mandarín, queda restringido a su mundo. Si viaja, no hace ruido. Constreñidos a sus demarcaciones viven también el indonesio y el bengalí, lenguas rara vez ofrecidas para su aprendizaje fuera de sus ambientes. El portugués es la lengua del hemisferio sur y se prodiga poco en el norte fuera de la nación que lo vio nacer. El hindi y el árabe han perdido la cohesión que mantiene viva a una lengua. Tal vez pronto uno de los dialectos destaque frente a los otros. El francés y el ruso sufren la misma enfermedad, la pérdida de hablantes que lo utilizaban para el desarrollo cultural, si bien aumentan quienes lo reciben en la transmisión generacional.

El inglés y el español copan el 60% de todo lo que se publica en la web. Resulta muy interesante saber que, aunque el 20% de quienes se conectan a la Red hablan chino, solo el 1% está escrito en la lengua primera en hablantes nativos. Lo específico de la lengua española es la unidad dentro de la diversidad, pues los casi 600 millones de hablantes no cuentan ni con dialectos que la diversifiquen ni con variedades en la ortografía. Es, además, el tercer idioma utilizado en Internet y el más demandado, aunque muy distante, tras el inglés. El español vive uno de los momentos más brillantes de su historia.

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