Y tiene cara de niña buena, oigan...

¿Pa´ qué te arrimas, Arrimadas?

La veleta naranja parece haberse cansado de tanto girar y vacilar. Se ha detenido. Anclado incluso en la casilla de la ruleta que dice: Sociatas, Comunistas y Libertarianos.

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Lo que hemos visto el miércoles en la sesión de la cámara baja era previsible. No hace falta ser un visionario para vaticinar la guerra interna entre el gobierno y sus socios, como tampoco para, lejos de sorprendernos, adivinar el último movimiento de los de naranja, su arrimón a la izquierda.

Era cuestión de tiempo que Ciudadanos iba a escorarse a la izquierda, o que iba a hacer manifiesto dicho movimiento, como así ha sucedido en la última sesión parlamentaria que votaba la prórroga de nuestro estado de alarma. Pero ¿arrimarse precisamente a esta izquierda?

La lideresa ha sorprendido a extraños, que no a propios, adelantando su “no” a Sánchez como presidente, pero ha puesto el voto afirmativo de sus diez lacayos en pro del mantenimiento del estado de excepción en que se ha convertido este estado de alarma.

Para entendernos,

La señora Arrimadas no tiene voluntad de unirse a la cuadrilla de Pedrito de la Moncloa y el Tinajero pero se arrima a ellos

la señora Arrimadas no tiene voluntad de unirse a la cuadrilla de Pedrito de la Moncloa y el Tinajero pero se arrima a ellos, buscando una sombra en qué cobijarse. Se queja por activa y por pasiva de que la oposición para el gobierno cuenta entre cero y nada y, ni corta ni perezosa, ofrece su apoyo para una nueva prórroga. ¿Estamos locos? Estamos en España, y aquí, lo que está claro, es que nadie da duros a pesetas. ¿Qué sombra va a dar un árbol podrido e injertado de violáceos tallos que no producen más que veneno?

A pesar de intentar vender que los naranjas son un partido de Estado, un grupo parlamentario responsable, que vela por el interés general y la unidad de España reiterando su negativa al gobierno de los casi cuarenta mil fallecidos por esta pandemia, la realidad es que Ciudadanos hoy ha votado en contra de todo aquello que había venido defendiendo en los últimos meses.

Votan que el Estado siga asumiendo el control nacional, sin tener en cuenta la disparidad de nuestro país y los desequilibrios existentes entre el mundo urbano y rural.

Votan que miles de trabajadores, afectados por los ERTES, sigan sin cobrar un duro.

Votan que sigan ocultando y falseando datos.

Votan que el BOE se convierta en la nueva Gaceta de Madrid, boletín al servicio del poder despótico y absoluto.

En definitiva, votan su muerte anunciada.

Y como yo, muchos se preguntarán, ¿pa´ qué te arrimas, Arrimadas? 

 

 

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