Arrimadas lo ha clavado: “Esto es kafkiano, President”.
Ciertamente. ¿Quién nos iba a decir que Puigde iba a ser tan magnífico director teatral y escenógrafo y recrearnos El Proceso, de Kafka en las calles de Cataluña?
Vericuetos tortuosos, claroscuros, el Barrio Gótico transfigurado en la Praga decimonónica.
Seres grotescos ocultos entre las sombras.
Buhardillas, burocracia, sombras y niebla, policías, leguleyismo, acorazados piolín en el puerto.
El Proceso fue homenajeado por Albert Camus en La Peste. ¿Está ya hediendo?
Algo huele a podrido en Cataluña.
¿Es el ciudadano medio catalán Joseph K.?
Rollizas Fräulein Bürstner van a servir butifarras en una taberna llamada Melonar que abre proximamente en Castelldefells.
Los visitantes rubicundos de Septentrión huyen de la ciudad.
Puigde se ha metamorfoseado en escarabajo gigante y las hordas rojas le persiguen con antorchas y palos como a la Criatura de Mary Shelley.
No le queda más remedio que acogerse a Santiago y a la Pilarica.