Uno de los más veteranos redactores de El País, tanto que ha sobrevivido a los expedientes de regulación de empleo y las purgas ideológicas y generacionales, ha escrito que el veto de Vox a los periodistas del grupo PRISA en los actos del partido de Santiago Abascal le recuerda el franquismo:
Hoy cumplo 60 años y #Vox ha prohibido a todo los periodistas que trabajamos en el Grupo PRISA (entre los que me icluyo) informar de sus actos. Gracias por este inesperado y nostálgico regalo que me hace sentir como cuando era muy joven y vivía bajo una dictadura.
Vista la conducta de El País como intelectual orgánico del régimen, no creo que el enfado de sus redactores se deba a su deseo de cumplir el derecho a la información de los ciudadanos, pues el artículo 20 de la Constitución se refiere a "información veraz" y todavía no sabemos qué tres fuentes de la lucha antiterrorista confirmaron a los redactores de PRISA que entre las víctimas del atentado del 11-M había terroristas islamistas; tampoco el periódico se ha disculpado por la miserable campaña sobre los ‘niños robados del franquismo’ que se ha demostrado falsa.
Esa pataleta responde más bien a que un sector de la derecha ya no reconoce a El País como dueño de la opinión pública. Lo único que le queda a la prensa progresista de papel de pago es la superstición de que sigue decidiendo la agenda y las opiniones políticamente correctas, como la abstinencia de carne para salvar la Tierra y las angustias de las mujeres al ir al retrete.
En los consejos de redacción de El País y la SER, los jefes se dirán: "¿Quiénes se creen que son esos fachas? Les llamamos partido de ultraderecha, decimos que son franquistas, xenófobos y racistas, peores que el PNV y ERC, y nos cierran las puertas de sus sedes, ¡a nosotros, a la prensa de calidad!".
Y es que cuando la derecha se rebela ante El País… no ocurre nada. No caen piedras del cielo ni se producen terremotos ni la ONU nos condena.
Vox no ha pagado ningún peaje al amo del calabozo. Porque sabe que las puertas están abiertas.
En la campaña para las elecciones generales de 2000, José María Aznar se negó a conceder una entrevista a El País… y ganó por mayoría absoluta. Después de los años patéticos de Mariano Rajoy y Ana Pastor, en la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo de 2009, Jaime Mayor Oreja tampoco aceptó sentarse con quienes le insultaban, y quedó por delante de la lista del PSOE. Ahora, Vox hace otro tanto. No parece probable que Santiago Abascal vaya a ganar las elecciones del día 10, pero… está más cerca. Sean buenos, malos o regulares los resultados de Vox, el partido no ha pagado ningún peaje al amo del calabozo. Porque sabe que las puertas están abiertas.
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