Hace unos días comenzó a circular por las redes sociales, e incluso algún medio de comunicación generalista se hizo eco de él, un supuesto informe de Rand Corporation, fechado el 25 de enero de 2022.
El documento no tendría mayor interés si no fuera porque su presunto autor aparenta ser el Think Tank más potente de Estados Unidos, entre cuyos clientes se encuentran el Pentágono y el gobierno norteamericano, y porque describe —de manera muy parecida a lo que está sucediendo— lo que podría ocurrir si Rusia se decidiera a invadir Ucrania.
Sí, Rusia comenzó a invadir Ucrania el 24 de febrero de este año, justo un mes después de la fecha que aparece en la portada del presunto informe. En él se afirman cosas que voy a tratar de resumir, traduciendo casi literalmente algunos de sus fragmentos:
- “Muy probablemente, el continuo deterioro de la situación económica en Estados Unidos podría conducir a la pérdida de muchos puestos del Partido Demócrata en el Congreso y en el Senado, tras las próximas elecciones de noviembre”.
- Desde hace décadas, Alemania lleva realizando un movimiento progresivo que le ha conducido a ser un Estado completamente independiente (respecto a su antigua posición de subordinación a EE. UU., que se materializó tras la Segunda Guerra Mundial), de manera que “el poder de influencia norteamericano ha disminuido mucho sobre Europa, especialmente desde el Brexit”.
- El poder económico de Alemania se basa en dos pilares: un acceso ilimitado a fuentes baratas de energía rusa y energía eléctrica barata procedente de Francia. “La importancia de este factor es muy alta. El corte del suministro de energía procedente de Rusia hacia Alemania producirá una crisis sistémica que podría devastar la economía alemana e indirectamente la de toda la Unión Europea”.
- “Si, además, se produjera un corte de suministros de combustible nuclear desde Rusia, esto provocaría una mayor dependencia de Francia respecto a Australia y Canadá. Por medio del acuerdo AUKUS, Estados Unidos podría aumentar su presión sobre el Viejo Continente (…), aunque se trata de una cuestión que va más allá de la materia propia de este informe”.
- “Acciones adicionales nuestras, respecto a Ucrania, conducirán inevitablemente a una respuesta militar por parte de Rusia” (la invasión).
- “Las sanciones económicas impuestas a Rusia pueden tener como consecuencia que Rusia también imponga sus contra-sanciones, principalmente relacionadas con el suministro de energía a Europa”.
- Una reducción del suministro de energía rusa tendría efectos desastrosos para la industria alemana. “La acumulación de pérdidas en su economía no sólo sería devastadora para ella, pues toda la economía de la Unión Europea podría colapsar”.
- “El euro caerá, de manera probablemente irreversible, por debajo del dólar”.
- “Otra consecuencia de la prolongada recesión económica será el éxodo de jóvenes laboralmente bien cualificados desde Alemania —y el resto de Europa—a otros lugares: muchos de ellos emigrarán a Estados Unidos”.
- “Desafortunadamente, en el medio plazo China también espera recibir beneficios gracias a este nuevo escenario energético. Aunque la profunda dependencia política de Europa respecto a EE. UU. nos permitirá neutralizar cualquier posible intento de algún Estado europeo de acercarse a China”.
Lo más probable es que este documento sea un fake, a pesar de que lo publicase el diario sueco Nya Dagbladet. Publicación que motivó que Carl Bildt, exprimer ministro del mismo país escandinavo donde se edita el citado periódico, saliera a desmentirlo, aunque reconociendo que actualmente ocupa un cargo de asesor en la división europea de Rand Corporation. Lo cual significa que es parte interesada a la vez que cualificada.
Por sus propios medios, Rand Corporation también ha manifestado que es un documento falsificado. De manera que podríamos pensar que se trata de un texto elaborado una vez se produjo la invasión de Ucrania y empezaron a producirse los acontecimientos que se describen, aunque tenga la apariencia de un pronóstico o de una prospectiva.
Lo inquietante no es la autoría, sino que su tenor coincide, casi palabra por palabra, con lo que está sucediendo y con las consecuencias que los hechos y medidas políticas presentes pueden tener en los próximos meses y años.
¿Es que nadie en la Unión Europea fue capaz de prever los efectos negativos que las sanciones económicas impuestas a Rusia podrían tener respecto a Alemania y el resto de Europa?
¿Se sabía que esto podría suceder y, a pesar de ello, se tomaron las decisiones sin consultar a los ciudadanos europeos que son, y van a seguir siendo, los más perjudicados del mundo a causa de la invasión de Ucrania (dejando aparte a los pobres ucranianos, por razones obvias)?
¿De qué sirve adoptar sanciones económicas contra Rusia si no vas a ser capaz de soportar sus consecuencias y tu economía se hunde?
¿Resulta sensato adoptar medidas contra otro, cuando sus contramedidas pueden ser mucho peores para ti que tus medidas contra él?
Para colmo, durante los últimos días se produjo el sabotaje en los dos gaseoductos Nord Stream, cuya pérdida empeora la situación para Europa. Sigo pensando que Putin hizo muy mal siguiendo el juego a Estados Unidos e invadiendo Ucrania, sin una causa manifiestamente justa para hacerlo. También entiendo que algún tipo de respuesta debía tener la invasión a nivel internacional; pero, a veces, lo mejor es enemigo de lo bueno, y uno no debería meterse en guerras (aunque sean económicas) si no está preparado para hacerlo.
Estados Unidos puede que sí lo esté; pero Europa no está preparada para soportar las consecuencias derivadas de la guerra de Ucrania. La Unión Europea no ha tenido más remedio que reconocer que el arma más potente de Rusia para ganar esta guerra no es la nuclear, sino la energética y de materias primas.
Las situaciones extremas son las que permiten vislumbrar con más claridad las carencias y debilidades de un cuerpo enfermo o envejecido. Europa está vieja y enferma, pero no exactamente por culpa de sus gentes (los británicos se dieron cuenta y actuaron de manera consecuente), sino por la de una burocracia engreída y ensimismada que no es capaz de ver más allá de sus narices y de sus propios intereses corporativos.
Mis esperanzas siguen estando puestas en Europa e incluso en una Unión Europea desburocratizada, más limpia, más transparente y menos ideologizada.
Aunque fuera por un poco de pundonor, todos los causantes de las decisiones que han conducido a Europa a su sumisión energética deberían salir a pedir perdón. Y quienes ocupan cargos relevantes en este momento deberían dimitir y ceder el sitio a otros menos cegados por la ideología y el prejuicio (si es que no son la misma cosa).
Quien se mantiene en un silencio casi sepulcral, a la vez que repugnante, es Angela Merkel, que, como todos sabemos, gobernó Alemania, e indirectamente el resto de Europa, entre 2005 y 2021. Con esto lo he dicho todo.
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