El filósofo ruso Aleksandr Dugin. Como si se tratara de una reencarnación de intelectuales tan consecuentes con sus ideas como lo fueron, hace un siglo, Gabrielle D'Annunzio o Filippo Tomasso Marinetti

Esto no es una guerra con Ucrania

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Es un honor para EL MANIFIESTO coincidir con las ideas emitidas por el filósofo ruso Aleksandr Dugin, quien, en este texto que ayer publicó en Facebook (de momento, aún no le han cerrado la cuenta), viene a decir lo mismo que decíamos en el editorial que, firmado por nuestro director y titulado «La guerra de “Hitler” contra “Hitler”», publicamos hace un par de días. A saber, lo que se juega en la guerra ruso–ucraniana es, en el fondo, un conflicto entre dos concepciones diametralmente opuestas del mundo.


Esto no es una guerra con Ucrania. Es una confrontación con el globalismo como fenómeno planetario integral. Es una confrontación en todos los niveles: tanto geopolítico como ideológico.

Rusia rechaza el globalismo en su totalidad

Rusia rechaza el globalismo en su totalidad: la unipolaridad y el atlantismo, por un lado; y el liberalismo, la antitradición, la tecnocracia, el Gran Reinicio en una palabra, por otro lado. Está claro que todos los líderes europeos forman parte de la élite liberal atlantista.

Y es exactamente contra esto contra lo que estamos en guerra. De ahí su lógica reacción: Rusia ahora está siendo excluida de las redes globalistas. Por tanto, Rusia ya no tiene elección: o construye su mundo o desaparece. Rusia ha fijado un rumbo para construir su mundo, su civilización. Y ahora está dando el primer paso. Pero sólo un gran espacio, sólo un continente–estado, sólo una civilización–estado puede ser soberana frente al globalismo. Ningún país puede soportar una desconexión completa durante mucho tiempo.

Rusia ahora está creando un campo de resistencia global.

La victoria de Rusia sería una victoria para todas las fuerzas alternativas y para todos los pueblos

Su victoria sería una victoria para todas las fuerzas alternativas, tanto de derechas como de izquierdas, al igual que para todos los pueblos. Estamos, como siempre, iniciando los procesos más difíciles y peligrosos.

Pero cuando ganamos, todos se aprovechan de ello. Y así es como debe ser. Ahora estamos creando las condiciones previas para una multipolaridad real. Y aquellos que ahora están dispuestos a matarnos serán los primeros que aprovecharán mañana nuestra hazaña. Casi siempre escribo cosas que luego se hacen realidad. Esto también se hará realidad.

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