Cuando se anunciaba que la vacuna americano-británica (la de Oxford, como se la llama) había echado de nuevo a andar (las pruebas se habían suspendido una semana al detectarse graves reacciones en un voluntario), en este mismo momento las autoridades rusas anunciaban este sábado 12 de septiembre que se había empezado a distribuir entre la población el primer lote de la vacuna Sputnik V (así denominada en homenaje al primer satélite artificial lanzado por primera vez en la historia al espacio).
Las autoridades rusas precisaron asimismo que más de 1.000 millones de personas serán vacunadas entre este año y el próximo. Ya se han firmado también importantes contratos para suministrar 50 millones de dosis al Estado brasileño de Bahía y otros 32 millones a México. En total, Rusia se propone producir en el extranjero unos 200 millones de dosis antes de que finalice el año, superándose los 500 millones a lo largo de 2021.
Cuando se anunció la aprobación de la vacuna el pasado mes de agosto, llovieron los denuestos y los temores por parte de los medios de propaganda occidentales. Temores más que fundados, parece claro ahora…, pero no por los efectos de la vacuna en la salud de los pacientes, sino por sus muy negativos efectos en las arcas de las grandes farmacéuticas occidentales.
En estos dos videos de Russian Today (grabados antes del anuncio del sábado pasado) se explica, argumentadamente y sin ápice de demagogia, el fondo de toda la cuestión.
VIDEO 1
VIDEO 2
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