La tiranía de Bruselas

¿Quién manda aquí? ¿Los pueblos de cada nación o los burócratas de Bruselas?

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Cuando se menciona Europa, ¿en qué piensa usted? ¿En un lugar? ¿En una idea? ¿En un lugar común con ideas divergentes? Quizás piense en la Unión Europea. Piense lo que desee, pero Europa está en crisis. Debe elegir entre ser una construcción ideológica o un lugar con personas reales y necesidades reales.

La Corte Suprema de Polonia acaba de sentenciar que las leyes polacas tienen prioridad sobre las normas dictadas por la Comisión Europea en Bruselas.

Cuando Valery Guiscard d’Estaing, expresidente francés de tendencia neoliberal no reelegido, redactó una propuesta de Constitución, la misma fue abrumadoramente rechazada en Francia, Holanda y Dinamarca. Según las normas del referéndum, ese rechazo era definitivo. Pero he aquí que entonces se reunieron en Lisboa Aznar, Gutierres y otros dirigentes neoliberales europeos vasallos de Washington. Aznar y Gutierres se habían reunido con Bush en las Azores para asociarse con el presidente norteamericano en lo que la carta de la 0NU señala como el mayor crimen que se puede cometer: una guerra de agresión; en este caso contra Irak, en una guerra buscada  para la cual, el general Powell, fallecido precisamente ayer, presentó las famosas falsas pruebas de que Irak disponía de armas químicas y de otras armas de destrucción masiva con las que iba a atacar a sus  vecinos. La banda criminal constituida por Blair, Bush, Aznar y Gutierres pasó a llamarse Coalition of the willing. El grupo europeo de criminales obedientes a Washington al que enseguida se sumó la insoslayable Merkel, poco después se reunió el Lisboa para firmar el Acuerdo de Lisboa, que concede a la Comisión Europea los derechos autoritarios supranacionales que habían sido rechazados en la Constitución Europea.

Desde entonces la Comisión Europea pretende imponer su obediencia a Washington bajo el título de valores europeos, los cuales no son más que la opinión de una Comisión Europea que no ha sido elegida por el pueblo ni por el Parlamento Europeo; pero que se atribuye a si misma el derecho de imponer su voluntad  a los países europeos por encima de las decisiones de los parlamentos nacionales elegidos por los respectivos ciudadanos

Tal es el caso de

Federica von der Layen dice que predicar la homosexualidad en los colegios es un valor europeo que debe imponerse por encima de lo acordado por el parlamento húngaro

Federica von der Layen diciendo que predicar la homosexualidad en los colegios es un valor europeo que debe imponerse por encima de la decisión del parlamento húngaro que  votó esa ley. La misma cosa sucede en Polonia, donde el parlamento polaco se negó a  aprobar una ley que permita el aborto. La Carta de Lisboa  debe ser sometida a referéndum  en los países europeos, porque de allí proviene la autoridad que se atribuye a sí misma una Comisión Europea que debiera estar sometida al control parlamentario europeo y ser elegida por voto popular en los países que aún forman parte  de la Unión Europea. Polonia, Hungría, Austria, Eslovenia y tal vez Italia puede que comiencen a mirar con interés hacia el Mercado Común Euroasiático que propone Rusia: de las Azores  hasta  Vladivostok, atravesado y apoyado por la moderna infraestructura de la iniciativa de la correa de trasmisión y Nueva Ruta de la Seda  en la que trabaja China, el imperio que se ha convertido de nuevo en la primera potencia económica del mundo, remplazando a los decadentes Estados Unidos, un país que ha caído en tal estado de confusión y locura que confunde  deuda con riqueza y machos con hembras.

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