Así son hoy los restos de la Roma republicana e imperial. Y así era Roma en su antigo esplendor. La técnica (eso al menos hay que agradecérselo de veras) la hace revivir.
Contemplomas a Roma, emocionémonos ante ella. No es una curiosidad: es nuestro pasado, es nuestro ser. Preguntémonos tan sólo: ¿qué pasó, que gran catástrofe tuvo que acontecer para pasar de tanto esplendor a tanta desolación? ¿El tiempo y sus inclemencias? No, tiempo e inclemencias han sufrido también las iglesias románicas, las catedrales góticas... Y ahí siguen afortunadamente en pie.
¿Los bárbaros, entonces?... Los bárbaros, desde luego. Pero ¿cuáles y durante cuántos siglos fueron los bárbaros que acabaron con nuestros orígenes? O lo pretendieron. Porque, pese a su obra y a su desolación, sigue Roma presente en nuestro espíritu. Y ahora ante nuestros ojos.
J. R. P.