Manuela Ruiz Toledo es la abuela materna del presidente de la Generalidad, nació en la Carolina (Jaén), pueblo vecino de Linares, ambos antaño los mayores productores de plomo del mundo. Hasta que las minas dejaron de funcionar y la gente tuvo que emigrar a bordo de “Er catalán”, el mayor tren de inmigrantes andaluces hacia Cataluña. Un viaje genético de ida, pero no de vuelta. Carles Puigdemont no ha visitado ni una sola vez el pueblo de su abuela, no vaya a ser que los vecinos lo llamen, con razón y con cariño, “paisano”.
Evitar mencionar sus orígenes andaluces es el complejo número uno de todo charnego convertido en independentista, una losa pesada que le acompaña en lo más profundo de la intimidad. El charnego renegado, “el tiracoces”, como se conoce a quienes deciden atacar y despreciar el lugar de origen de sus abuelos, suele tener un gran sentimiento de vergüenza cuando alguien le descubre el origen étnico de sus antepasados.
Es cierto que el roce hace el cariño, y que en sus 54 años de existencia el presidente independentista jamás ha visitado, como decía, el pueblo de su abuela. Si de niño hubiera pasado los veranos entre sus familiares andaluces, jugando y confraternizando con otros niños de su edad, como tantos y tantos cientos de miles de catalanes, quizás don Carles, el nieto de Manuela Ruiz Toledo, no estaría tan falto de roce y cariño hacia el resto de España. Y no pretendería que millones de catalanes necesiten pasaporte para visitar a sus abuelos.
Cuenta Antonia, una experta en el padrón de la Carolina, que el enorme cabezón de Carles Puigdemont es característico de los Ruiz del pueblo. En este caso, como en las matemáticas, el ADN y la fisonomía son tozudos, se empeña en tener razón y en mostrar la realidad tal como es. El nieto de Manuela Ruiz Toledo también lo es de un franquista: Francisco Puigdemont Sala, desertor del ejército republicano que, a la que pudo, se pasó al bando nacional y acabó de inmigrante acogido en Ubrique (Cádiz), donde no solo le dieron cobijo, sino también un trabajo muy bien remunerado para la época.
Cosas de la historia, Carles el nieto acomplejado de Manuela “la andaluza” y del catalán franquista Francisco Puigdemont, nos quiere imponer al resto de los catalanes un pasaporte para visitar a nuestros familiares y amigos, de una provincia a otra, en lo que desde Roma viene siendo Hispania, o si lo prefieren hoy las Españas.
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