No se dejen engañar por las pomposas declaraciones de los líderes europeos que el domingo se pasearon por París. Todos ellos trataban de convertir el triunfo por goleada del ejército yihadista en pírrica victoria de cuanto Europa, según ellos, representa. Si en los sanguinarios sucesos de la semana anterior hubo una derrota, y vaya si la hubo, no fue la de los jenízaros del califa de Mosul ni la de los sicarios de la reencarnación del Viejo de la Montaña, sino la del multiculturalismo, el garantismo y la filosofía (llamémosla piadosamente así) de ese delirio, hoy mohoso, que fue la Alianza de Civilizaciones. Spengler tenía razón: las culturas no son porosas... Se mezclan, pero no se combinan.
¡Ay de los vencidos!
Todo un país aterrorizado, todo un París convertido en Ciudad Oscura y toda la Unión Europea en estado de shock. Los yihadistas buscaban un impacto mundial. ¿Alguien osará decir que no lo han conseguido?
No se dejen engañar por las pomposas declaraciones de los líderes europeos que el domingo se pasearon por París. Todos ellos trataban de convertir el triunfo por goleada del ejército yihadista en pírrica victoria de cuanto Europa, según ellos, representa. Si en los sanguinarios sucesos de la semana anterior hubo una derrota, y vaya si la hubo, no fue la de los jenízaros del califa de Mosul ni la de los sicarios de la reencarnación del Viejo de la Montaña, sino la del multiculturalismo, el garantismo y la filosofía (llamémosla piadosamente así) de ese delirio, hoy mohoso, que fue la Alianza de Civilizaciones. Spengler tenía razón: las culturas no son porosas... Se mezclan, pero no se combinan.
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