Según informan el periódico gratuito 20 Minutos y el periódico digital allegado al separatismo e-noticies, el jeque Tamim bin Hamad al Zani, de la dictadura islámica de Qatar, además de patrocinar al Barça, ofrece 2.200 millones de euros a la familia Balañá, propietaria de la plaza de toros cerrada por la dictadura separatista de Cataluña. Sobre su solar se alzará la mayor mezquita no sólo del nuevo Al-Andalus (así nos llaman, recordando que habían llegado hasta Poitiers, en Francia, donde los detuvimos), sino también de Europa (dentro de poco, Eurabia). Será también la tercera mayor mezquita del mundo, sólo detrás de las de la Meca y Medina.
La nueva mezquita albergará hasta 40.000 musulmanes y tendría un minarete de 300 metros: casi el doble de la torre central del templo cristiano de la Sagrada Familia (muy cerca de ahí, por lo demás), la cual, cuando esté terminada, alcanzará los 170 metros.
Ah, y lo más importante: la construcción de la mezquita (si llegan a buen término las actuales negaciones, cosa más que probable, “la pela —como se sabe— és la pela”...) dará trabajo a 4.000 obreros. Se intentará seguramente que, en la medida de lo posible, sean infieles cristianos… para mayor escarnio, cuestión que no importará absolutamente nada a los albañiles.
El ultraje es deliberadamente triple: 1) Se ridiculiza la Sagrada Familia —el templo de Gaudí, el monumento más emblemático de Barcelona— construyendo un templo musumán que duplica su altura. 2) Se prohíbe y aniquila la Fiesta Nacional de honda raigambre catalana, dicho sea de paso; 3) Se alza sobre su solar la Fiesta Islámica. La Gran Sustitución, como es lógico, no sólo sustituye poblaciones; también remplaza costumbres, aniquila tradiciones.
Ante todo ello, la sociedad catalana aplaude, callada o encantada.
P. S.1: Según últimas noticias llegadas a esta Redacción, el acuerdo ya estaría firmado y sólo se encontraría pendiente de obtener la licencia municipal.
P. S. 2: Hace más de dos años se presentó una Iniciativa Legislativa Popular ante el Congreso de los Diputados: más de medio millón de firmas de gentes de toda España pedían que la fiesta de los toros fuera declarada patrimonio cultural, con lo cual un gobierno regional como el catalán dejaría de tener competencia para perseguirla. La Iniciativa se convirtió en ley hace más de un año. Pero nada ha cambiado. Seguramente, con el apoyo de todos los partidos del Régimen, deben de haber encontrado alguna triquiñuela para no darle aplicación alguna y seguir tomándonos el pelo en nombre de la democracia.
