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En este año del Bicentenario, en el que, una vez más, como en 1992, España ha demostrado su primacía mundial en el rechazo a su propia historia, van poco a poco apareciendo iniciativas aisladas y particulares que tapan los muchos huecos dejados por las administraciones públicas, especialmente por el gobierno de la nación discutida y discutible. Porque es imposible encontrar otra ocasión como ésta para recordar hechos, batallas, personajes y textos trascendentales de una época trascendental de la que nació la España de nuestros días. Pero a nuestros gobernantes, tanto de izquierda como de derecha, hablar de la nación y del patriotismo les parece pecaminoso.
Afortunadamente sigue habiendo autores, cada vez menos, que no temen pecar. Éste es el caso, por ejemplo, de Jesús Laínz, autor de varios libros de gran éxito sobre los separatismos españoles. La aparición en 2004 de Adiós, España. Verdad y mentira de los nacionalismos (Ed. Encuentro) fue celebrada por numerosos críticos (Stanley G. Payne, Aleix Vidal-Quadras, José María Carrascal, César Vidal, Pío Moa, etc.) como un hito en la investigación y divulgación del problema más acuciante de la España de hoy. En 2006 publicó La nación falsificada, un ameno repaso del papel de los vascos y catalanes en la construcción de España; y en 2007, siempre en Ed. Encuentro, España desquiciada, recopilación de punzantes artículos sobre la actualidad política de nuestro país.
Laínz ha vuelto a poner el dedo en la llaga escribiendo un ameno y esclarecedor estudio introductorio a una nueva edición del Centinela contra franceses del diputado catalán Antonio Capmany, en el que no desaprovecha la oportunidad para lanzar una nueva andanada contra los falsificadores del pasado.
“No es éste tiempo de estarse con los brazos cruzados el que puede empuñar la lanza, ni con la lengua pegada al paladar el que puede usar el don de la palabra para instruir y alentar a sus compatriotas. Nuestra preciosísima libertad está amenazada, la patria corre peligro y pide defensores: desde hoy todos somos soldados, los unos con la espada y los otros con la pluma”.
Con estas palabras comenzó el barcelonés Antonio Capmany y de Montpalau su Centinela contra franceses, obra maestra de la propaganda bélica escrita en el trágico Madrid de 1808 para encender en sus lectores la cólera contra los invasores franceses.
De volcánico ardor patriótico, éste fue el último libro del insigne historiador y lingüista que fallecería en 1813 en Cádiz tras haber participado como diputado por Cataluña en la discusión de la primera Constitución española.
Esta nueva edición del texto de Capmany pone en manos de los lectores españoles un documento esencial para conocer la España de la Guerra de la Independencia y que ha sido calificado recientemente por el eminente historiador Ricardo García Cárcel como “el texto más exaltador de España que se ha escrito nunca”.
Bienvenido sea para aquellos españoles que aún conserven interés por conocer y comprender nuestra historia.