Marcelo Gullo: España liberó a América

Entrevista publicada en 'La Gaceta' de Salamanca.

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–Aunque usted, profesor Marcelo Gullo, no tiene sangre española, ¿se siente como un español?

–Me siento completamente español porque la lengua, mi lengua materna, con la que yo amo, pienso y a veces odio, es el español. Es nuestra derrota más grande. Antes nos considerábamos españoles, españoles americanos, y el gran triunfo de la leyenda negra lanzada por el marketing geopolítico británico acabó con ello.

 

–¿Por qué un politólogo como usted decide que tiene que narrar la verdadera historia de España y América?

–Por dos motivos: primero, por un motivo de orden ético y filosófico. Sólo la verdad nos hace libres, y la leyenda negra es la mentira más gigantesca de la historia. Si bien nace en Italia y Holanda, es en Gran Bretaña donde se convierte en geopolítica, en política de estado para destruir la grandeza del imperio español. Sólo se puede construir una política desde la verdad porque la falsa historia nos conduce a la falsa política. El segundo motivo es político práctico. A partir de la leyenda negra se vuelve a un pasado inexistente, remoto y mítico que es el pasado mentiroso en el que, antes de la llegada de España, reinaba en América la felicidad, cuando en realidad es todo lo contrario. Fue un pasado de dolor. El objetivo que persigue la leyenda negra es conseguir otra fragmentación de América, fragmentar las repúblicas para hacernos más débiles en el concierto de las naciones.

 

–¿Le ha sorprendido de qué forma los españoles o una buena parte han creído el relato de que España arrasó América?

–Me sorprendió desde que llegué a España en 1988 para estudiar. Es el único pueblo que ha creído la historia que sus enemigos han contado sobre él. Es insólito. No se sabe que España no conquistó América. Eso es un error conceptual. España liberó América del imperialismo más atroz, el más salvaje de la historia de la humanidad, el imperialismo azteca, antropófago. Hernán Cortés detuvo el genocidio que los aztecas practicaban.

 

–¿Hay complejo de inferioridad en la España actual?

–Desde luego. También nace por la leyenda negra. A los españoles se les ha mentido durante años, pretendiendo que provocaron un genocidio, lo cual es absolutamente falso. Claro que se produjeron errores, pero esa insistencia en maldecir a España y presentar a los españoles como los más malvados causó un trauma en el pueblo español, combinado con las crisis económicas a partir de 1810, que fue como si se les hubiera declarado culpables de todo lo malo del mundo. Como si el ADN español tuviera una maldición. Los españoles creyeron la leyenda negra, primera fake news de la historia y obra maestra del marketing político. Inglaterra no podía vencer al imperio español y ejecuta una campaña de propaganda política para deteriorar la imagen de España. España no se dio cuenta. Toda Europa y toda Hispanoamérica creyó la leyenda negra y al final también los propios españoles.

 

–¿Y percibe que no haya el mínimo interés por hacer ver la realidad de la historia?

–Me sorprende mucho porque un pueblo que no conoce su pasado no puede construir su futuro, va directo al precipicio histórico y eso se puede comprobar. Una vez que los españoles se creyeron la leyenda negra, los nacionalismos locos periféricos como el catalán empezaron a divulgar que así como España machacó a América, hizo lo mismo en Cataluña. Les sirvió a los nacionalistas locos para educar a los niños en contra de España y conducir a la balcanización de España.

 

–¿Cree que Pizarro o Hernán Cortés se sentirían hoy avergonzados de ser españoles?

–Hoy sí, por ver cómo España se ha creído la falsa historia de que su figura fuera maldecida, cuando en realidad Hernán Cortés entró en Tenochtitlan acompañado por 200.000 indios para terminar con el imperialismo azteca. Y ahora se le acusa de genocida. Estaría enfurecido por esta falsedad histórica, pero también lo estarían los 200.000 indios que lucharon con él, porque, si no, se los habrían comido los aztecas.

 

–¿Arrasó España la riqueza y los bienes materiales de América?

–Es otra de las mentiras que refuto en Madre Patria. Las obras y las matemáticas no mienten. México era una ciudad mucho más próspera que Madrid, nunca hubo imperialismo. Lima era más importante que Madrid. En la América Española no hubo colonialismo, fueron provincias del imperio, reinos en igualdad de condiciones.

 

–Desde su punto de vista, ¿qué ganó España con el descubrimiento de América?

–España se desangra porque lo mejor de España, sus mejores profesores y maestros se marcharon a América. España no gana nada. En España no hay, como en la Francia imperial, castillos construidos con el dinero de las colonias. En aquel momento todo es la misma cosa. Al no ser colonias sino reinos, se gestaba una nación gigantesca, desde los Pirineos al Pacífico, pero fue abortada por la obra de intriga de la diplomacia inglesa.

 

–¿Qué contribución tuvo Salamanca en la conquista de América?

–Salamanca fue desde el punto de vista de la filosofía política quien más contribuyó. Se siembran las primeras semillas del derecho humanitario internacional, y es en Salamanca donde nace la teoría de la soberanía nacional. No nace en Francia, sino en Salamanca, cuando el padre Fray Luis de Vitoria y la Escuela de Salamanca dicen que el poder viene de Dios pero se lo da al pueblo, y posteriormente lo delega en el rey, pero si éste no cumple, tiene derecho a la revolución. Esta es la teoría antiabsolutista, primera semilla del concepto de la soberanía popular, la primera semilla del régimen republicano, y nadie se acuerda. La idea de la democracia y del poder del pueblo nace en Salamanca.

 

–Ha contado con Alfonso Guerra para escribir el prólogo de Madre Patria. Eso es un plus, porque no tiene precisamente pelos en la lengua para llamar a las cosas por su nombre.

–Estoy muy orgulloso y agradecido porque haya hecho el prólogo de mi libro, pues demuestra que la lucha contra la leyenda negra no es ni de la derecha ni de la izquierda, sino que todos debemos luchar por la verdad. La lucha por la verdad abarca a todos los hombres de buena voluntad, independientemente de su ideología.

© La Gaceta de Salamanca

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