Alejandra Frade, ¿qué pasa con "La mula"?
Es la única película de la democracia que todavía no se ha podido estrenar porque el actual Ministerio de Cultura lo ha prohibido.
Estoy completamente convencida de ello. El Ministerio jamás ha dado un motivo razonable para declarar la lesividad de la película. El abogado del Estado ya les advirtió de que no existía ningún motivo y aun así, iniciaron el procedimiento una segunda vez. ¿Por qué esta insistencia para que no se vea esta película? Pues porque es una película de la guerra civil y este tema obsesiona a Zapatero. Su gobierno se ha dedicado a intentar dividir a los españoles porque piensa que eso le podría beneficiar a él, tal y como descubrimos en aquella emisión del informativo de la Cuatro con Gabilondo de presentador. Ha utilizado el tema de la guerra civil continuamente para intentar encender un debate que no está en la calle, porque a él, que es un sectario y un extremista, le debe encender. La subsecretaría del ministerio de Cultura que comparte con ZP un familiar en la “capilla laica” de León, se ha dedicado casi en exclusiva a temas relacionados con “su” memoria histórica. Sinde defiende el cine político y además mete prisa para desmembrar el archivo de Salamanca ¡Existe una comisión dentro del Ministerio de Cultura para desenterrar a Franco! Con este panorama y siendo “La Mula” una película que cuenta la historia desde un punto de vista diferente; cuyo protagonista no solo es un soldado nacional, sino un chico normal, lo único que me cabe imaginar es que ZP y sus secuaces no quieren que se vea por motivos políticos.
Los socialistas españoles siempre han soñado con ser los dueños y señores de la cultura. El arte a través de cualquiera de sus manifestaciones tiene el poder de transmitir mensajes y por lo tanto la política cultural es fundamental para ellos. Piensan que controlando al mensajero pueden controlar el pensamiento de las personas, y por eso sus políticas siempre favorecen al “artista” y jamás al público. De hecho, las políticas socialistas han sido un auténtico fracaso en cuanto a democratización de la cultura y, en cambio, han sido todo un éxito a la hora de favorecer a los creadores de su cuerda. Es evidente cuáles han sido favorecidos. A algunos de los artistas de la ceja los vamos a ver desfilar por los juzgados gracias al escándalo SGAE. En cuanto a los ninguneados, una gran ninguneada, por ejemplo aunque hay más, es la escritora Mercedes Salisachs, a la que ni han nombrado Académica de la Lengua, ni la consideran para Premios como el Cervantes o el Príncipe de Asturias, ni siquiera se la suele citar en un grupo de escritoras y si se la menciona se hace para describirla “como a una señora que escribe”. En el cine, la cosa no es tan evidente porque muchos creadores, por miedo a sufrir las mismas consecuencias que padeció Juanjo Puigcorbé en su trabajo, optan por no pronunciarse.
No tengo suficientes elementos como para poder comparar, pero la libertad nunca se ha terminado de conquilos políticos siempre han intentado controlar el arte. Siempre ha sido así en todo el mundo.
Mi padre producía películas en época de Franco, cuando existía la censura. Me contó historias sobre las trampas que le ponían al censor para poder pasarla y me parecían geniales. La libertad siempre lucha por abrirse paso. Es increíble que en plena democracia yo tenga que luchar por lo mismo.
Me cuesta criticar el cine español porque he vivido en mis carnes el esfuerzo que supone hacer una película, pero me voy a mojar: Las películas que no se estrenan es porque tienen un nivel muy bajo. No sé como consiguen pasar los comités que aprueban preventas o subvenciones al proyecto. Conmigo siempre han sido muy duros y exigentes. En cuanto al éxito o al fracaso, si la película es infumable, el fracaso no tiene ningún misterio, pero a veces la película es buena y el problema está en una mala promoción, pobre distribución u otros factores menos evidentes como que al público le canse el tema, la mala elección de un actor, que el espectador no se identifique con los personajes, se aburra…, en fin, mil cosas.
Hace falta industria porque brilla por su ausencia. Realmente no hay industria cinematográfica española. ¿Cómo se puede incentivar la industria? Desde luego, no censurando, ni utilizando trámites administrativos, que deberían ser automáticos, para parar proyectos que nacen de la iniciativa privada, pero que, como también dependen de las ayudas públicas, se pueden ver expuestos a un abuso de poder por parte de la administración. Nosotros, para producir “La Mula” hemos tenido que buscar dinero de debajo de las piedras, subvenciones pero también recursos propios, asumiendo un riesgo enorme. El riesgo es fundamental porque hace que tengas que estrujarte las meninges para identificar qué es lo que pide tu cliente, y mi cliente es el público, no los políticos. Los políticos lo que tienen que procurar es que se genere un clima de confianza para atraer inversiones y lo que ha hecho Sinde ha sido producir todo lo contrario. La ministra Sinde y su ley “homónima” pasarán a la historia como la peor ministra y como la ley más chapucera. Es una ley que no sirve para proteger la propiedad intelectual: sirve para censurar y nos ha alejado todavía más del público.
El gobierno del PSOE se ha tenido que molestar y empeñar en iniciar un procedimiento que jamás se ha iniciado antes para censurar mi película. La ley protege los derechos de los productores y la ley protege la libertad de expresión. El PP no tendría que hacer nada. Simplemente tendría que dejar de hacer lo que lleva haciendo el PSOE hasta ahora: privarme de mis derechos y de mi libertad.
Estoy indignada con el despilfarro, con los bonos de los banqueros que pagamos con nuestros impuestos, con los desahucios, con la ley Sinde, con Zapatero “el iluminado”, con el caso “Faisán”, con Blanco y la gasolinera, con la manipulación y la corrupción… La lista es larga. Es desolador… pero quiero hacer más películas, tenemos técnicos y actores españoles maravillosos y voy a seguir luchando por mi profesión. Me habrán censurado, pero no me han robado ni la ilusión ni la dignidad.
Porque siempre hay otro punto de vista. Porque los que han trabajado en “La Mula” han hecho un trabajo extraordinario, y porque ¡Mario Casas está que se sale!