La guerra de los tipos de interés y las hipotecas
Hay que defender a los ciudadanos, no al sistema financiero
Manuel Funes Robert
10 de septiembre de 2007
Ante la presión iniciada por Sarkozy, el presidente del Banco Central Europeo, Trichet, no se ha atrevido a aumentar por novena vez los tipos de interés. ¿Ha pasado el peligro? No: Trichet advierte con insistencia que lo hará en cuanto a él le parezca conveniente. Dice que el análisis de la situación no permite sacar conclusiones sobre política monetaria. Lo que no dice es la responsabilidad que a él le corresponde en la situación a la que alude. Situación en la que demasiadas voces –incluidos los políticos españoles- parecen más preocupadas por defender al sistema financiero que por defender al ciudadano hipotecado.
MANUEL FUNES ROBERT
Es verdad que Trichet tiene poder, irresponsablemente concedido por los firmantes del Tratado de Maastricht, para elevar cuantas veces quiera y con la cuantía que quiera el coste de la financiación de la eurozona. Bástale invocar el socorrido recurso de las presiones inflacionistas a las que él colabora constantemente al encarecer el coste financiero de las cosas, por entender que elevando ese coste se contiene el coste total.
Hipotecas de alto riesgo
Trichet estaba convirtiendo las hipotecas de la eurozona en hipotecas de alto riesgo, en cuanto hacía cada vez más difícil el pago de las cuotas con carácter retroactivo –cuotas, además, cada vez mayores. La cifra del 4% no es alta para la actividad empresarial, pero lo es para los millones de ciudadanos que se hipotecaron calculando al límite su capacidad de pago.
En nuestra época, la cuantía y el precio de la financiación de dos continentes –los EEUU y la UE- dependen de dos personas. Políticamente hablando, jamás se concentró tanto poder en tan pocas manos. Y Sarkozy, en medio de su soledad nacida de la cobardía política y de la ignorancia económica de sus colegas presidentes de gobierno, ha dicho que la independencia no puede ser sinónimo de irresponsabilidad. Él es el único que está exigiendo responsabilidad a Trichet.
Ocho subidas seguidas con incrementos mensuales en las hipotecas, ya pactadas, de 100 € mensuales han sustraído a la población comunitaria de una inmensa capacidad de compra y han logrado paralizar la compra de viviendas por el temor fundado a la subida continua del coste de las hipotecas.
El responsable único es Trichet y los que le dieron tamaño poder. Lo que procede y es exigible en términos políticos –porque político es todo aquello que produce efectos en millones de personas- no es evitar que Trichet cumpla su amenaza de elevar los tipos dentro de un mes, probablemente para repetir la subida en el siguiente y en cuantos meses quiera, sino obligarle a bajar los tipos hasta el 2%, que es el que se tenía en julio de 2003. Con esa cifra se endeudaron muchos millones de hogares.
De inmediato se devolvería a la población comunitaria la capacidad de compra, cuya reducción es la causa principal de que se paralice la actividad constructora y de que el paro surja de nuevo en cuantías desconocidas en los meses de verano. La banca no sufriría por ello, pues en su día aceptó prestar en masa al interés del 2%.
Desde España, el Gobierno y los partidos no aprovechan la ocasión para unirse a un presidente –el francés- al que tanto debemos. Desde el PP Cañete se limita a decir que “lamenta el daño que se hace a las familias con la subida de tipos”. Y el presidente ZP dice que “nuestra economía está preparada para todo”, frase que se corresponde con no entender nada de lo que pasa.
El diario La Razón ha publicado un suelto defendiendo a Trichet y criticando a Sarkozy, atribuyendo prudencia al primero y “petulancia” al segundo. En el primer capítulo del Quijote se lee la frase que me place traer a colación: “La razón de la sinrazón que La Razón nos face…” es una sensibilidad mayor por los intereses del sistema financiero que por los de la población.
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