Lo que Zapatero nos está ocultando

Toda la verdad sobre la horrible crisis económica que tenemos encima

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FUDIVARRI/ÁCRATAS.NET
 
España se enfrenta, sin duda, a la mayor crisis económica de los últimos 50 años. Lo denunciaba Ácratas ya en 2006: ¡Ojo, que la crisis ya está aquí! Haced algo ya, o será aún peor´. Y decía la verdad. Pero no sólo Zapatero no ha hecho nada para amortiguar la crisis, sino que se ha dedicado a negarla, lo que ha agravado mucho sus consecuencias. Pero mucho, mucho, mucho: las perspectivas se ennegrecen conforme pasan los días. Manteniendo la mirada objetiva, se puede ver que cada vez la marejada alcanza cotas más profundas.
 
Primera mirada: Crisis inmobiliaria
 
En España, la imagen no se corresponde con la realidad, la información se manipula. El Gobierno miente a todos sin decoro. En España, las grandes empresas creen que los problemas empresariales se arreglan hablando con el Gobierno, mediante tráfico de influencias y maletines para el partido. Es la costumbre, recordemos la crisis de Endesa, con el Ministro de Industria por medio, La Caixa y los ´mil mil·lions´. Confirmado por la inmobiliaria Martinsa-Fadesa, la empresa pensaba presentar concurso de acreedores en diciembre de 2007. Era la fecha lógica. Tengamos en cuenta las quiebras previas de Llanera y Astroc, premonitorias. El Gobierno, pensando en que un ambiente de crisis económica no era lo adecuado para ganar unas Elecciones Generales, les pidió que refinanciaran la deuda de 5.000 millones de euros porque, en el peor de los casos, les iban a ayudar. El 7 de julio, ya con las elecciones ganadas, se les dice que no. En el caso de Colonial pasó algo parecido: Clos intervino para que no suspendiera pagos y refinanciara.
 
Ahora, la suspensión de Martinsa-Fadesa, que no es más que la punta del iceberg, arrastra al resto. Y las imágenes que dejan atrás son dantescas: los trabajadores de sus obras, intuyendo que no van a cobrar, se llevan a su casa las puertas y las ventanas, los revestimientos y hasta los materiales de las instalaciones eléctricas o de fontanería: las cañerías, los fregaderos, los retretes. Los que esperan que les entreguen las viviendas —algunos hay— tienen lejos la solución, sus pagas y señales peligran; sobre todo, porque el Gobierno ha dicho que ´garantizará las entregas de las viviendas´. O sea, que se echen a temblar, que ha llegado Zapatero.
 
Segunda mirada: Crisis financiera
 
Por otra parte, nuestro sector financiero está a pique de ruina: las entidades financieras deben 1,6 billones de euros al exterior (o sea, 1,6 veces el PIB de 2007), y nadie quiere prestarles euros a ningún precio. Un hundimiento en bolsa reiterado, unos cuantos concursos de acreedores más como el de Martinsa-Fadesa —y va a haber muchos—, arrastrarán al sector financiero a la suspensión de pagos. No pueden encajar más caídas, porque han que renovar créditos cada año por 200.000 millones. BSCH, BBVA, entre los bancos, o Ferrovial, entre las grandes empresas, pueden resolver su problema. Los casos como los de Spanair o Roca tienen solución con expedientes de regulación de empleo. Pero docenas de pequeñas empresas y cajas, no: ni pueden pagar, ni los van a refinanciar. Ya llevamos 450.000 parados más en lo que va de año. Y habrá centenares más de empresas en suspensión de pagos al volver de las vacaciones estivales. O sea, que la mayor parte de los lunes españoles del 2009, 2010 y 2011 van a ser al sol.
 
Tercera mirada: Crisis económica del Estado Español
 
Pero el potencial destructivo de la coyuntura es mucho mayor que el observado en la caída de la economía real. Por ejemplo, añadamos que España necesita 100.000 millones de euros/año —déficit exterior para pagar petróleo y gas, entre otras cosas— que necesitan financiación. El Estado tanteó los mercados financieros para emitir Deuda Pública a 15 años, 20 puntos básicos por encima de la Deuda alemana. El fracaso del Estado en el intento de colocar dicha deuda —con ratings correspondientes a su calificación internacional— es hiriente: no encontró a nadie interesado en comprarle su papel. De seguir así, España habrá de colocar deuda pública con retribuciones con un plus de riesgo excepcional como si fuera un país tercermundista. El Banco de España ha perdido casi todas sus reservas de oro y divisas. Sin reservas de oro —Solbes lo vendió a bajo precio hace unos meses—, España se encuentra peligrosamente al borde de la suspensión de pagos. Eso es algo mucho más grave que la caída en picado de la economía real. Serán, pues, los mercados financieros los que le van a dar la puntilla a España. Y si no le prestan ni al Estado Español, ¿de dónde van a sacar el dinero las cajas que jugaron a promotores de viviendas para conseguir liquidez?
 
España está a punto de sufrir lo que se denomina una crisis de la deuda externa. Se paga con liquidación a precio de saldo de activos nacionales, con pérdidas tremendas. Con parados y destrucción del sector público. No se va a poder pagar la gasolina en esta nueva situación, que es de DEPRESIÓN. De una situación como ésta no hay ni referencia en los libros de Economía. Ni la del 73, poco antes de la muerte de Franco y con la primera gran crisis del petróleo que conoció el mundo, fue tan grave: la deuda externa era entonces del 16% del PIB. Ahora es del 160%. La del 73 se resolvió con pesetas fabricadas en España y devaluadas. Ahora no se puede devaluar. Dentro del euro es imposible más maniobra que buscar financiación en euros. Porque lo más aterrador es la perspectiva de que las circunstancias obliguen a España a salir del euro, por un motivo claro: una devaluación de la peseta a la mitad sería inmediata. Y la deuda de 1,6 billones, que es en euros, subiría al doble y sería impagable en los próximos 100 años.
 
Los ingresos públicos han caído hasta llevar a las administraciones al borde de la suspensión de pagos y, justamente ahora, se publican las Balanzas Fiscales. Los autonomistas periféricos ven la luz: de ahí saldrá el dinero para superar la crisis: no ser solidarios, quedarse la totalidad de la recaudación fiscal al estilo vasco o navarro. La guerra entre autonomías está abierta. Con la Administración en ruina, los nacionalistas catalanes ven el cielo abierto para suplir sus propias deficiencias como administradores incompetentes y manirrotos. La política de los próximos meses, ya lo veréis, se traducirá en una galopante ola de insolidaridad nacionalista y en exigencias de devolución de la ´deuda histórica´ contraida por el Estado con Cataluña.
 
¡Y este Gobierno de incapaces, falsarios e intolerantes habla en su 37 Congreso delirante de abanderar una Gran Cruzada contra el hambre en el mundo! ¿Hambre en el mundo? Mira a tu alrededor, Zapatero, mira a tu alrededor...

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