De cara a las próximas negociaciones colectivas

Precios, salarios, hipotecas…

La modernidad ha introducido en la vida de todos los países la subida general de precios, con oscilaciones en la misma, pero con tendencia constante al alza. La sociedad, de modo instintivo e intuitivo ha encontrado un remedio eficacísimo: la subida paralela y continua de los salarios. Dos son las espirales vigentes y activas en la economía básicamente de mercado. Una, “más precios, más salarios, más precios…”. Otra, “menos producción, menos empleo, menos producción”. La primera afecta fundamentalmente a la moneda en cuanto medida del valor y ocasionalmente, a las personas. La segunda afecta fundamentalmente a las personas y ocasionalmente a las monedas.

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Manuel Funes Robert
 
Situados en la cumbre del poder económico, economistas faltos del don de relacionar unas cosas con otras, como víctimas que fueron, al menos en España, de la destrucción de la segunda enseñanza, elevan a categoría política errores de doctrina económica. Ven el dinero como algo que sirve para comprar y no lo ven como algo que sirve para producir lo que después se compra. Sólo captan la influencia del dinero en la demanda y no en la oferta.
 
Así mismo, ven el salario como algo que eleva los costes de las empresas y no ven que cada elevación de coste para un empresario se compensa globalmente con la demanda adicional que crean las subidas que afectan a los demás empresarios.
 
Estamos viendo admoniciones tanto desde el Poder como desde la oposición a que no suban los salarios en las próximas negociaciones colectivas. Como presos que están en el mismo doble error. Simplemente carecen de visión ante hechos tan básicos como es el precio del dinero y el precio del trabajo. El Japón, que ha sabido unir lo básico de la sabiduría oriental con lo mejor de la occidental, tiene en estos momentos los tipos de interés al 0,5%, como permite el hecho relativamente reciente de que el dinero, bien económico para el sector privado, es un bien libre para los sectores públicos en cuanto titulares legítimos a perpetuidad de la oferta monetaria.
 
Por qué hay que subir los salarios
 
La diferencia esencial entre el mercado del dinero y el mercado de las cosas convencionales, no lo captan ni siquiera a nivel de presidentes norteamericanos. Bush ha dicho al comentar sus buenas iniciativas en defensa de sus hipotecados que las mismas no pretenden interferir en las leyes del mercado. Luego cree que este último depende de la oferta y demanda privada cuando de una manera natural depende de iniciativas públicas.
 
En la España de hoy, a más de avisar contra el remedio natural, que es la subida de salarios, hay algún factor positivo como es que el Servicio de Estudios del BBVA ha criticado al BCE imputándole cicatería. Es ignorancia lo que padecen. Y cuando usa el BCE su poder legítimo para inyectar liquidez, piensan en el BBVA que debía inyectar más. Buena idea, porque es el mejor modo, al menos el mas fácil y barato, de reducir el Euribor. Tampoco hay plazo para reembolsar esas inyecciones, ya que no existe acreedor al que el BCE tenga que devolver sus fondos. Y los que éste crea, no le pertenecen precisamente, porque los crea de la nada y a coste prácticamente nulo. Tampoco pertenecen a la banca privada. Pero se puede jugar con el precio y con el plazo tan ampliamente como se quiera. Inyectar liquidez a quince días es reducir drásticamente la eficacia de la inyección.
 
En España tenemos un remedio al alcance de la mano y sin coste alguno para ayudar a los que se ven afectados por la subida de los alimentos. Repito mi frase de las tres mitades: “A grandes rasgos, la mitad de la población española está hipotecada, por la mitad de su vida y por la mitad de lo que ganan”. Por tanto, con obligar al BCE a que ponga el tipo de interés básico al 2% -el de septiembre de 2005- se devuelve a esa masa hipotecada libertad más que suficiente para comprar sin dolor lo que tanto ha subido. Y con trasladar a los nuevos convenios colectivos las subidas últimas de los precios, se vivirá una vez más que el remedio más útil contra los encarecimientos de las cosas es el encarecimiento del trabajo. por lo que tiene de aumento de capacidad de compra.
 
En contra de lo que vulgarmente se cree, la subida general de salarios no atenta, sino que sirve a la mejor vida de las empresas.

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