CARLOS SALAS. Ya sabemos que Holanda es un país pequeñito con 16 millones de habitantes, pero tiene grandes multinacionales como Philips, buenos equipos de fútbol como el Ajax y el PSV Eindhoven, y sobre todo, los holandeses se dedicaron a hacer negocios en el Renacimiento mientras los españoles civilizaban a media América. Por eso ellos tienen bancos y nosotros héroes. Pero sus bancos parecen ballenas repletas de dinero.
A nosotros sobre todo nos suena ING, el banco en casa, el banco en la calle, y el fresh banking. Pero el ABN Amro es otro cetáceo de grandes profundidades. Nació en 1824 como Algemene Bank Nederland, y luego de un montón de fusiones se llamó ABN Amro por abreviar. Tiene 3.000 sucursales y da trabajo a 90.000 personas. Hace dos semanas, más o menos, un periódico holandés dijo que había interés de varios bancos europeos en comprar ABN. Como suele pasar con los rumores que implican tanto dinero, la noticia fue rebotada por un diario inglés, y poco después, por los diarios españoles. Pero Emilio Botín, presidente del Santander, como siempre, dijo que él no desmentía ni confirmaba rumores, porque los rumores son como los cardúmenes de las playas de Santander, que se mueven por aquí y por allá, pero no hay manera de atraparlos porque parecen virtuales.
Listo, este hombre. Porque era verdad. El rumor se confirmó cuando Santander emitió una nota un viernes diciendo que estaba interesado en comprar al gigante holandés. Días después, el lunes pasado, un banco iluso con nombre inglés quiso adelantarse a Botín, y anunció un acuerdo con ABN Amro: Barclays compraba ABN Amro. Lo repito porque vale la pena recordarlo. Barclays compra Amro. ¡Ilusos! Esa operación se lanzó el lunes pasado y hasta tuvo tiempo de figurar en Wikipedia… ¡dos días! Les invito a entrar en esta enciclopedia popular y cambiar la información porque desde esta mañana, Santander, Royal Bank of Scotland y Fortis quieren comprar ABN Amro.
Nos podemos imaginar la escena en el despacho de Botín, en la soleada ciudad financiera del Santander a las afueras de Madrid. “¿A mí? ¿Desafíos a mí?”. Supongo que eso es lo que diría Botín cuando supo que Barclays quería robarle la caña de pescar. Botín esperó un par de jornadas para anunciar, con sus dos socios, que aumentaba la oferta y que lanzaba el anzuelo tan lejos que se ha convertido en la mayor operación económica de la historia de la banca.
Y ahora empieza la pelea, señores.
Las claves de la operación
Porque se trata de ganar volumen y de gritar tonto el último. A uno le puede gustar o disgustar el capitalismo, las grandes operaciones internacionales, los asaltos y las opas… Da igual. Quien no se meta en este mar revuelto con una daga en la boca, corre el riesgo de perder y de ser comido por otro pez, grande o pequeño. Esas son las leyes del mercado.
Santander es la mayor institución financiera de España. Es la décima del mundo en valor bursátil. Para nosotros es un coloso que suena desde Brasil hasta Gran Bretaña, pero como en la economía todo es relativo, no hay más que comparar a Santander con Barclays, HSBC o Bank of America, para caer en la cuenta de que si nuestro banco quiere estar entre los peces más grandes de la pecera, tiene que merendarse a otros. Santander no es un pequeño Nemo, por supuesto, pero por poner un ejemplo, Royal Bank of Scotland tiene unos activos equivalentes al producto interior bruto de España, o sea, un billón de euros, y hay tres bancos británicos más que están por delante del Santander. Los activos del Santander son unos 800.000 millones de euros.
Pero ahí está la oferta: 72.000 millones de euros, el 70% con billetitos, y el resto con acciones, bastante más de los 68.000 millones de euros que ofrecía el lunes pasado Barclays. ¿Qué hace tan atractivo a ABN Amro? Pues que tiene sucursales en 60 país, y que es dueño de una belleza llamada La Salle, en Chicago, que aporta un tercio de los beneficios de todo el banco holandés. Si gana la oferta del trío Santander, RBS, Fortis, será la mayor compra en la banca, y la tercera de la historia si incluimos empresas. Y es que parece que cuando se despierta el apetito, no hay quien detenga a estos estómagos financieros. America On Line compró todo el grupo Time Warner en 2000 por 150.000 millones de euros. Vodafone se merendó Mannesman AG en 1999 por unos 148.000 millones de euros.
Daría un día de mi vida por ver el frenesí que se está viviendo en la cúpula de ese banco. Un montón de ejecutivos y ejecutivas van a llamar estos días a casita para decir que “no me esperes que tengo un lío del carajo”. A comer bocatas con sardinas, como hace Botín al mediodía, su plato preferido, que come en su despacho a solas. A preparar otro asalto español a las tierras bajas, una nueva kermesse heroica (¿se acuerdan de esa película en blanco y negro que narraba la gesta de los tercios en Flandes?), y a llenar de banderas rojas, símbolo del Santander, toda Amsterdam, desde los coffee shops de hachís hasta el barrio de los escaparates de carne humana.
Pero una cosa es dirigir un pelotón de tercios españoles, y otra ser la tercera parte de una alianza que pretende comprar el Amro. ¿Se pondrán de acuerdo los señores de la guerra? ¿Se van a repartir el tesoro sin acuchillarse? ¿Les dejarán las respectivas juntas de accionistas que se gasten esa gigantesca cantidad de dinero?
Bueno, por lo menos, Botín puede decir en la junta, que si gana en la opa, el Santander patrocinará al Ajax de Amsterdam pues actualmente ese equipo de fútbol es financiado por ABN Amro. No está nada mal. Que se chinche el BBVA, que patrocina la Liga de Fútbol. A lo mejor, hasta los accionistas le entienden porque eso es como comprar a una fábrica de talentos de la cual salieron semidioses como Seedorf, Kluivert, De Boer, Davids y ¡Cruyff! Y donde esté una estrella de fútbol…