Por una vez nuestro "artículo" no va a constar de renglones escritos. En su lugar, figura un video. Uno de los muchos que lleva publicando desde hace tiempo quien firma en YouTube con el pseudónimo de "Fortunada y Jacinta" (¿hace falta decir, para las víctimas de la LOGSE, que tal es el título de una célebre novela de un célebre autor del siglo XIX denominado Benito y apellido Pérez... y algo más? Aunque pocas habrá por aquí de tales víctimas, tal vez sea bueno decirlo).
En cualquier caso, el video que publicamos hoy es uno de los más brillantes que ha elaborado Fortunada y Jacinta. Hablando de la leyenda negra, de lo que representó el protestantismo y de lo que es nuestra historia, pone las peras a cuarto a otro, por lo demás, gran novelista, contemporáneo; éste, de nombre Arturo y de apellido también Pérez y algo más. Su caso sirve, entre otras cosas, para poner de manifiesto algo obvio: el talento literario nada tiene que ver con las cualidades propias del pensamiento.
Dicho todo lo cual, sí creo que España se equivocó de Dios en Trento. Pero no por haber repudiado al Dios de Lutero (infinitamente peor que el que eligió), sino por haber desechado aquel gran sincretismo entre el Dios católico y los dioses paganos que durante un siglo, desde mediados del XV hasta mediados del XVI, con el Concilio de Trento que acabó con ello, había iluminado al mundo en la Roma de los grandes papas renacentistas.
Pero no es ahora el momento de entrar en ello. Tal vez lo haga otro día, relatando... o volviendo a relatar esa historia —realmente apasionante— que contada ya está en mi libro El abismo democrático.
J. R. P.
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