¿Pero de verdad es posible defender a este señor?

Un elogio a Almodóvar en su blog

Compartir en:

JUAN ORELLANA
 
A pesar del odio que tanta gente de bien siente hacia el cine de Almodóvar, y de la aversión que muchos experimentan hacia su persona, a mí me sigue pareciendo un tipo interesante, que en su soledad se arrima al sol que más calienta. De hecho, es en sus declaraciones de índole política donde no se atisba la menor originalidad, y en sus exabruptos contra la Iglesia donde se percibe mejor la fuerza contagiosa de la mentalidad del poder dominante. En cualquier caso, y a fuer de inquietar a algunos compañeros de camino, quiero comentar el blog que el cineasta manchego ha puesto en marcha recientemente.
 
En dicho blog Almodóvar ofrece a vuelapluma reflexiones personales, en ocasiones intimistas, y muy especialmente de carácter estético. Me llama la atención cómo este director conserva en su background un cierto sentido del misterio, de la inaferrabilidad de la realidad, ni siquiera por la imaginación. Es la antítesis de los planteamientos de Amenábar. En sus textos se pone de manifiesto cómo este hombre trata de hacer una experiencia interior de aquello que se ofrece a sus sentidos, una experiencia que no trata de agotar en parámetros materialistas el sentido de lo vivido. Les propongo este extracto como botón de muestra:
 
“Lo que más me impactó de la fotografía, además de su oscura belleza, fue descubrir en la base a una pareja abrazándose. Cuando hice la foto atardecía, el plano era muy amplio y no vi a la pareja. Pensé que el paisaje fotografiado entrañaba un secreto que ni siquiera la pareja abrazada conocía. [...] La imagen de aquellos dos cuerpos fundidos y aislados impregnaron de misterio mi primer viaje a la isla. Durante los días siguientes escudriñaba todos los lugares, exploraba todos los abismos que la isla ofrecía a mi paso. [...] No sabía lo que buscaba. Y ya que la realidad no me aportaba ninguna pista, recurrí a la imaginación. Fabulé una trama para la pareja de la foto, les escribí una vida previa al beso, y una vida después del beso. Les di una familia, me inventé situaciones divertidas y desoladoras. Pero nada funcionaba. No conseguí acercarme lo más mínimo al misterio que la foto de la Playa del Golfo entrañaba. He vuelto muchas veces a Lanzarote, y a la playa de El Golfo. Y el misterio sigue intacto, inaccesible a mi imaginación y a los ojos de mi cámara. [...] La urgencia por descubrirla desapareció con el tiempo. Los misterios y secretos que viven dentro de la ficción no necesitan de una revelación tan urgente como en la vida real. Y yo he aprendido a ser paciente y a estar alerta. Incluso a no descubrirlos nunca, sino sólo a acompañarlos”.
 
Siento gusto y una cierta empatía al leer fragmentos como éstos, porque demuestran una conciencia de la vida todavía dramática, aún no escéptica. Y eso se manifiesta cada vez más en su último cine, lleno de personajes heridos, de personajes que buscan, de personajes impelidos a vivir la existencia como una aventura que se sustrae al determinismo del destino. Seguiremos su blog con interés.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar