"Elzabeth, the Golden Age", de Shekhar Kapur

Los ingleses reivindican su historia con una película brutalmente antiespañola

Los enemigos: la España católica de Felipe II y el Papa, corruptos y malvados retrógrados contra cuya oscuridad se alza una bella y joven reina de Inglaterra e Irlanda, inteligente y noble guerrera enamorada. Esa es la tesis de la producción británica “Elizabeth, los años dorados”, la segunda película del pakistaní Shekhar Kapur sobre la reina Isabel I. La historia nos cuenta otra cosa, sin embargo. Isabel I, hija del infame Enrique VIII, de la sangrienta dinastía Tudor, que tanto gustó del exterminio de sus propios parientes, era un digno ejemplo de su casta: neurótica, enamoradiza y protestante recalcitrante. Bajo su mandato se produjeron matanzas de católicos bastante más crueles que las que en Flandes se achacaron al Duque de Alba.

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Curzio Malatesta
 
La recuperación de Isabel I en manos del pakistaní Shekhar Kapur forma parte del habitual repertorio del chauvinismo británico. No obstante, su retrato del siglo XVI europeo es tan maniqueo que la polémica era inevitable. Hemos seguido la polémica a través de los periódicos locales y nos apoyamos, además, en la opinión erudita del profesor Franco Cardini al cual se refiere el Daily Telegraph en el artículo que nos atrajo al fragor de la batalla. Y créannos: después de leer sobre ello, tenemos tantas ganas de ver esa película como de leer El Código Da Vinci o la biografía de David Beckham. Para el que no coja el tono, esto quiere decir que no gastaremos un penique en semejante estafa corrosiva.
 
El profesor Cardini, catedrático medievalista, reconocido por las universidades más prestigiosas de Europa, hizo varios comentarios a cerca de la película recogidos por el corresponsal del Telegraph en Roma, Michael Moore:
 
“El enemigo siempre es el mismo: el Catolicismo, y sobre todo la Santa Sede y el Papa. La ofensa es continua y muy evidente.”
“Isabel I es retratada como una reina fuerte y valiente capaz de vestir una armadura, al mismo tiempo, siendo apasionada y estando enamorada”.
“Su adversario, Felipe II de España es una caricatura de un fanático feroz, que usa su rosario como un arma y se mueve como un loco.”
 
El profesor Cardini ha añadido que “sin el Catolicismo, el Cristianismo perderá su verdadero punto de apoyo, por eso lo atacan”.
 
Isabel I de Inglaterra
 
Hija de Enrique VIII, el rey que rompió con Roma y con Europa, Isabel I fue el perfecto ejemplo de reina que utilizó los cambios de religión a su antojo. Odiaba a España, seguramente por influencia de la educación protestante que recibió en su juventud. Bajo su mandato se produjeron matanzas de católicos bastante más crueles que las que se achacaron al Duque de Alba en Flandes.
 
Fue ella la que dio dinero a los rebeldes flamencos para convertirse en piratas, "los mendigos del mar". Su gran plan de invadir España y sublevar Portugal tras el fracaso de nuestra Invencible fue un fracaso a su vez: Drake falló en La Coruña y en Lisboa (es cuando el suceso de la coruñesa María Pita). Fue ella, Isabel I, la principal culpable de que la guerra de Flandes se convirtiera en una carnicería.
 
Lo ha dicho el profesor Cardini: sin el Catolicismo, el cristianismo pierde su apoyo verdadero.
 
En el Catolicismo el mensaje de Cristo se encontró con la Tradición Europea. Y muchos de los ritos sagrados ancestrales de la sagrada tierra de Europa, pasaron de manera intacta a la nueva religión. No fue sólo un Imperio, el Romano, el que se hizo cristiano, fue también el cristianismo el que se hizo romano (y se convirtió en religión propiamente dicha) y, por ende, europeo.
 
Aquel monje siniestro de barriga cervecera abrió las puertas del infierno cuando se puso a leer e interpretar la Biblia. Gutenberg y su técnica sirvieron a sus inconscientemente perversos fines.
 
Los desmanes de aquel violento Tudor, el padre de Isabel I, no eran nuevos ni en su casa, ni en la aristocracia en general. Luchas de poder, cosa natural. Se sustituye al Papa por el Rey, pero la religión fue básicamente la misma… por poco tiempo, sin embargo. El mensaje Luterano no arraigó en la Iglesia Anglicana tan evidentemente como en los Países Bajos. Pero el materialismo, la separación de lo divino y lo terreno, que nacía de la Biblia comenzó a arraigar en el pensamiento mucho mejor que en otras partes de Europa.
 
Igual habría que buscar ahí, y no en los genes, las bases del capitalismo moderno y la Revolución Industrial con centro neurálgico anglosajón.
 
A todo esto, es comprensible que los ingleses intenten recuperar su historia, incluso la más turbia. Y cuando constatamos la carestía española en producciones de este género, la irritación se convierte en desolación.

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