Sobre el cambio de Régimen

Sobre el cambio de Régimen

Compartir en:

 

El “Rey del Estado Español”, antes España, SAR D. Juan Carlos I de Borbón, ha realizado, parece ser, unas declaraciones comprometidas. En ellas ha respaldado a Zapatero, no como Presidente del Gobierno, sino como político y, moralmente, como persona. Traigo esto a colación porque, desde hace cuatro años, se viene escuchando, en algunos medios y en algunos políticos, una serenata repetitiva sobre un pretendido cambio de régimen en España. Nada más alejado de la realidad, desde mi punto de vista. El cambio de régimen en España se produjo en 1979. Actualmente, si se quiere, lo que hay es una profundización y desarrollo de lo que fué un despropósito político. De aquellos lodos estos barros. El régimen que surge de la aprobación de la Constitución fué, como toda ella, ampuloso, ambiguo, de compromiso e interpretable hasta el absurdo. El régimen que consagra nuestra “Norma Fundante” (Kelsen) es contradictorio y, al tiempo, perverso. Se ha fundado en varios ejes de desarrollo, todos ellos nos han conducido a la situación actual. No podía ser de otro modo. Todo lo que ha ocurrido tenía que ocurrir indefectiblemente. Para ello sólo hay que leerse las actas de los debates producidos en el Congreso antes de la aprobación de la Constitución.

Digo que los ejes sobre los que se ha vertebrado el régimen político español son:

  • Una tipología de gobierno presidencialista bajo la fórmula falsa de un parlamentarismo inoperante y sometido a la “partitocracia” más interesada.
  • Un sistema electoral injusto que ha hurtado a los ciudadanos la posibilidad de elegir a sus gobernantes y que consagra la desigualdad de los mismos, ya que cada voto vale en función de donde se emite.
  •  La desaparición de la separación de poderes y la confusión del estado con el gobierno y de este con el partido gobernante.
  • El finiquito del poder territorial del estado y su sustitución por una estructura de “Taifas Autonómicas” con oligarquías que se perpetúan en el poder por lustros.
  •  La entrega del poder social y cultural a la izquierda más marginal y obsoleta, amparada por una comunicación social que, en su gran mayoría, defiende posiciones políticas cercanas, si no idénticas a las del PSOE.
  • Una oposición, el PP, domesticada y encantada de serlo, cómodamente instalada en su coche oficial y en su Ministerio virtual.
  •  La desaparición de los pesos y contrapesos sociales que eviten los abusos y limiten los usos del poder, nada cuentan en España los subsistemas ni cuerpos intermedios. Todo el poder nace y se agota en los partidos políticos.
  • El pacto de los nacionalismos decimonónicos en la Corona.

Si hacemos un repaso de la situación actual encontraremos que lo descrito es fiel reflejo de lo que acontece. La tempestad que recogemos hoy es consecuencia directa de los vientos que se sembraron en el pasado. De esta manera, si queremos transformar el presente para conquistar el futuro lo primero que hemos de hacer es situarnos en la realidad. Por tanto, que venga una reforma constitucional que cambie el rumbo de las cosas. Para regenerar España, para recuperar la libertad política eligiendo a los gobernantes directamente y sin intermediarios, para recuperar la separación de poderes y la independencia de jueces y tribunales…, en definitiva, para recuperar una idea sugerente de España, de ciudadanos libres e iguales, en la que todos quepan y puedan colaborar. Este debería ser el cambio de régimen que la “no izquierda” debería protagonizar.

 

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar