Bob Dylan acuático
Josep Carles Laínez
01 de enero de 2008
Los intelectuales de izquierda siguen haciendo el ridículo. Al menos ahora no jalean matanzas de europeos (Sartre), de iraníes (Foucault), de no comunistas (Debray), de judíos (Said)…, es decir, de aquellos a quienes no sitúan bajo el paraguas de “lo bueno”. Pero siguen queriendo ser lo más en solidario, prestos a apoyar cualquier reivindicación “justa” si hay… un buen cheque por medio. A Bob Dylan le ha llegado la vez en la Expo de Zaragoza 2008.
Dylan no habrá tenido mala intención, es de suponer. Su profundidad será la de su música (cortita cortita), pero al menos sus representantes podrían estar mejor informados. La Expo de Zaragoza sobre el agua es una ignominia para la España que pasa sed, para la que verá fenómenos de desertización sin precedentes y tal vez irreversibles a lo largo de esta centuria. Por tanto, quienes sí han tenido mala intención en contratarlo han sido los gestores de esa Expo, queriendo otorgar credibilidad y dignidad a una insolidaridad barriobajera respecto a otras comunidades autónomas.
A su edad, el señor Bob Dylan debería saber que, para la mayoría de las cosas, la respuesta no está en soplar al viento.
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