La derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional en Venezuela ha dejado a Hugo Chávez calladito. Se le ha visto más relajado que nunca en su comparecencia ante los medios, mientras simulaba encajar la derrota. Durante este tiempo sus bravuconadas han disminuido, y el rey de España ha pasado a un segundo plano en sus prioridades.
Justamente, a raíz de la polémica producida en la última Cumbre Iberoamericana, he vuelto a ver el vídeo de la aparición estelar de nuestro monarca, y he descubierto que Chávez miente. Sí, miente. Por ahí va diciendo que el rey no es quién para mandar callar a un jefe de Estado elegido democráticamente. Que el pueblo venezolano ya no es súbdito de nadie. Que exige una disculpa.
Pero se ha de decir que el rey Juan Carlos I no lo hizo callar. En modo alguno. Vuelvan a visionar el vídeo, y comprueben. Ante las continuas interrupciones al presidente Zapatero, nuestro monarca se incorporó en su butaca y le formuló al venezolano una pregunta: “¿Pero por qué no te callas?”. Y el maleducado de Chávez no tuvo a bien contestarle. El rey no utilizó un imperativo, no sacudió la mano y dijo “¡Cállate!”, sino que con toda la cortesía y contundencia que pudo le planteó una cuestión. Vistas las cosas, la pregunta superaba todas las posibilidades intelectuales del venezolano.
Ahora, los demócratas de aquel país, le han estampado un "NO" vibrante en sus ensueños latinocomunistas. Y, por segunda vez, lo han callado.