El Gobierno alemán ha descubierto en Bremen una escuela fantasma que ha funcionado durante 30 años, fuera de los patrones oficiales. Lo sorprendente es que los miles de alumnos que han pasado por allí han demostrado mejores calificaciones que los egresados de escuelas estatales. El método: enseñar divirtiendo y hacer las clases agradables. Nada de aburrimiento. Ahora el Gobierno quieren multar a los padres, pero éstos reciben la solidaridad de muchos alemanes. El sistema de enseñanza pública en Alemania naufraga; los ciudadanos buscan sus propias salidas
Carlos Salas
Hace unas semanas, el Gobierno alemán ha hecho un descubrimiento que ha dejado perplejo a todo el mundo. En Bremen, al norte del país, ha estado funcionando durante 30 años una escuela que se salía de las normas oficiales de educación. Manejada por padres y profesores, esta escuela pensaba que la mejor forma de enseñar es mediante la diversión, y gracias a ello ha formado a miles de chicos que luego obtenían estupendas calificaciones en la enseñanza secundaria y superior.
La escuela fantasma
Ya se la llama la Escuela Fantasma, por ponerle un nombre. Estaba situada en el distrito de Steintor, y albergaba niños y niñas de cuatro a diez años de edad. Las clases consistían en hacer de todas las materias algo divertido, de modo que chicos y chicas, que estudiaban en aulas separadas, podían asimilar mucho mejor todos los conocimientos. Nada que ver con el método de la memorización, tan conocido en otras partes del mundo.
Para que los chicos pudieran pasar a otros niveles educativos estatales, la escuela emitía documentos falsos, aparentando que estaban siguiendo los métodos oficiales. La ministra de Educación del Estado de Bremen, Renate Jürgens-Pieper, ha acusado a los padres de haber defraudado al Estado. “Nos han estado engañando durante años con documentos falsificados”, dijo la ministra. Ha reconocido que los chicos recibían una “sólida educación”, aunque añadió que no se puede admitir que los padres hagan lo que quieran.
En Alemania, el Estado asume toda la educación y nada ni nadie puede salir de los cánones oficiales. No se admite esa educación de “elite”, y por lo tanto, el ministerio no está dispuesto a perdonar este error. Pero los padres dicen que ellos no ven a su escuela como una institución que quebraba o desafiaba a las leyes del estado, sino que la denominan “escuela no aprobada oficialmente”. La ministra ha tenido que recurrir a las ordenanzas de educación para amonestar a los padres, y aducir que la escuela no tenía baños separados para niños y profesores, no había sistemas antifuego, y tampoco ofrecían normas de sanidad mínimas.
Multas a los padres
Sin embargo, algunas organizaciones, como Escuelas Libres de Bremen, apoyan a esta escuela. “Tenemos problemas con el concepto de escuelas estatales y el modo en que son enseñados los niños”, afirmó Alfred Putzka, según recogía una corresponsal del diario The Guardian.
Los antiguos alumnos han empezado una campaña por internet para denunciar el cierre. “Nosotros fuimos a esa escuela y tiene un inmenso valor”, afirman. Otros dicen haber encontrado buenas carreras y empleos gracias a los métodos de enseñanza de esta escuela extraordinaria. “Nunca pude imaginar una escuela mejor”, dice Ronja Wöstheinrich, de 17 años. “Apoyo totalmente ese concepto”.
Cada padre de familia tendrá que pagar una multa de 200 euros por educar a sus hijos fuera del sistema. Un abogado tratará de defender sus derechos. “Han recibido muestras de solidaridad y de admiración”, afirma Mathias Westerholt, abogado de los padres.
El caso es que cada día se incrementa el número de niños y jóvenes que son enviados a Gran Bretaña o a Estados Unidos para recibir una educación como desean los padres alemanes. El sistema alemán está tan entredicho que en la última década el número de alumnos de la escuela privada ha aumentado un 61%. Algunos padres que han intentado educar a sus hijos en casa, como se admite en muchas partes de EEUU, han tenido que acatar la ley, pues ésta obliga a los niños a atender físicamente la escuela.