Inquietantes rasgos conservadores

¡Que cierren Hospital Central por apología del machismo criminal!

El de Tele 5, claro. Pero, ¿no lo sabía usted? ¡Qué desfachatez! Esa serie de culto, que se emite los miércoles en horario nocturno, y que siempre ha apoyado a las mujeres, tuvo la audacia de presentar, en la trama de historias de protagonistas y pacientes de su episodio del pasado 3 de octubre, ciertas estampas propias de una sociedad machista y patriarcal. ¡Qué oprobio para las mujeres!

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FERNANDO J. VAQUERO
 
Así, una luchadora, que se gana la vida entre peleas brutales de kingboxing, ingresa en el Hospital entre la vida y la muerte. El ex-marido, alcohólico, acusado por maltratos y con una orden de alejamiento de su indefensa ex-mujer, al acudir al visitarla es detenido. Faltaría más: “blanco y en botella…”. Pero alegará, en su patética defensa, ¡qué valor!, que el maltratado era él, y que las denuncias eran falsas; para quedarse ella con la casa. Pero, ¿cómo se atreve? ¿No es hombre? ¡Pues es culpable! Y, ¿se lo creerán ustedes?, en un golpe de efecto, típicamente fascista, así, como de pasada y al final del episodio, el entrenador de ella confirmará que tan graves lesiones las sufrió a manos de otra pobre mujer en un combate organizado, evidentemente, por machos brutales e insensibles. Inadmisible.
 
Pero no fue todo. Un preadolescente de 12 años intenta suicidarse. Seguramente no soportaba la presencia de un padre en su vida. Vamos, un padre, ¿sirve para algo? Lo que hay que ver. Bueno, volvamos a la trama. La madre, impotente en tan dramática situación, reconocerá, en un encomiable alarde de sinceridad, que el niño no era de su -todavía- marido; quien, a pesar de todo, insiste en pelear ¡por la custodia compartida! ¡Pero si nadie le ha dado vela en ese entierro! Y el niño, lo que es imposible, pues los niños siempre están junto a las madres y según crecen se alejan de sus castrantes padres, ¡reclama su presencia! ¡Eso ya no se lo cree nadie! Y el padre putativo, erre que erre. ¡Incluso se justifica alegando que quiere seguir siendo padre por el bien del menor! Pero la valiente madre se lo pone fácil; y es que algunos no se enteran: “¡Ya estaba embarazada cuando te conocí y no quería tenerlo sola!”. ¿Doce años de engaños? No, ¡que éste pasaba de todo!
 
Y, engrosando esta lista de agresiones a la mujer, nos cuestan que la médico lesbiana persiste con su historia de infidelidades con la psiquiatra rubia. Sí, la de Camera Café; la que vuelve locos a los tíos. ¡Pobre Esther! Con dos hijos, otro en camino, trabajando todo el día junto su pareja en el Hospital y en casa... Vamos, atrapadas en el infierno. Y la Maca, sí, hablamos de la morena guapa, le engaña… ¿Una distracción amorosa para relajar la tensión? Un juego. Una tontería. ¡Pero si eso es un comportamiento típicamente masculino, inimaginable en una mujer! Ya sabemos que son suyos su cuerpo y sus afectos. Pero, caer tan bajo como un hombre…
 
Y es que, parece mentira: todavía hay hombres que no se resignan a asumir que únicamente son mujeres imperfectas, que se han quedado en un estadio inferior de la evolución humana. ¡Incluso hay osados que aseguran que hay mujeres que presentan denuncias falsas –por maltratos, abusos sexuales- para machacarles, manipulando además a los críos! ¡Cómo se puede ser tan cínicos! ¡Seguro que algo habrán hecho! Y, si no han sido ellos, lo habrán sido otros. Hasta se han inventado un Síndrome de Alienación Parental que es mentira: una mujer siempre tiene buena voluntad; jamás manipularía a unos niños para apartarles de su padre. ¡Si ellos solos se bastan! Bueno, en realidad, podrían existir casos de ese supuesto síndrome… si los manipuladores de los críos fueran ellos; los tíos, claro. Pero no les llega.
 
¡Ya les vale! Y que una cadena de televisión consagre semejantes barbaridades… ¿a qué están jugando? En circunstancias tan difíciles, se está con las mujeres, ¡con razón y sin ella!
 
Pero no aprenden. Incluso, dicen, hay un periodista que se atrevió a escribir un libro en el que las víctimas serían ¡los hombres! ¡Eso es incitar al feminicidio! Seguro que José Díaz Herrera es un resentido y un machista recalcitrante… Bueno. Algo se nos ocurrirá.
 
Lo que es imperdonable es que haya mujeres que todavía les justifiquen, como esa tal María Sanahuja, por muy Juez Decana de Barcelona que sea… ¡Traidora!
 
(…)
 
Y me dirán, pacientes lectores, “¡te has pasado!” ¿Seguro?, pues sigan leyendo esta perla:
 
“Acaba de presentarse un curioso libro, se titula "el varón castrado" y está escrito por José Díaz Herrera. Sostiene una peculiar tesis: pobres hombres, ¡cuánto han de haber sufrido a manos de las arpías de sus mujeres para verse obligados a pegarles, insultarles, romperles huesos, violarlas, encerrarlas, apuñalarlas, arrojarlas por la ventana ...!
 
Pobres hombres, ¡cuánto sufren! Necesitan urgentemente que alguien como la jueza Sanahuja les defienda ante tanto sufrimiento y ponga las cosas en su sitio: son ellas las culpables ¡mira que no querer resignarse al castigo que sin duda ninguna merecen por ser mujer! ¡Mira que atreverse a abandonar el hogar, a separarse incluso a iniciar una relación con otro hombre, intolerable!
 
Intolerable es que se pueda hacer apología del machismo criminal en nuestro país.
 
 
Los hombres, ¿siempre son culpables? La crueldad, la maldad… ¿son patrimonio únicamente de media humanidad?
 
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y para ciegos… los sectarios que interpretan la realidad desde una ideología; la hembrista, por ejemplo. Pues ya se sabe: hay que mantener la unidad de la secta. Toda disidencia debe ser reprimida y, sobre todo, los hechos, si molestan, se suprimen. Lo de siempre: en nombre de la utopía, sacrifiquemos al chivo expiatorio.
 
Pero, ¿no existen denuncias falsas, realizadas por mujeres sin escrúpulos que manipulan recursos públicos, en aras de su exclusivo beneficio? ¿Ni siquiera una?
 
Si los profesionales de tales recursos, generalmente mujeres, están hartos de tantas denuncias falsas, según afirman en diversas instancias, ¿también hacen apología del machismo criminal? ¿No se pueden denunciar las perversas desviaciones de una legislación y unos recursos pensados para mujeres que efectivamente han sido agredidas? ¿Han de pagar justos por pecadores? ¿Esa es su idea –y su praxis- de la Justicia? ¿Y de la Igualdad?
 
En realidad, estas hembristas no creen ni en la Justicia ni en la Igualdad; ni, mucho menos, en la Fraternidad.
 
Lo dicho: “con las mujeres, con razón y sin ella”. Pero yo no trago. ¿Y usted?
 

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