No hay sexos, sólo hay «géneros», que dice esta gente. Y lo que, por un lado, proclaman los inteletuales e inteletualas, por otro lado se aprestan a aplicarlo los grandes empresarios. O al revés: lo que corresponde a los intereses de estos últimos los otros se cuidan de revestirlo con toda una construcción ideológica.
Resulta, en efecto, que la ideología de género, damas y caballeros, ha llegado también al ámbito de la moda. Por ello, muchas grandes firmas están lanzando vestimentas aniñadas y feminizadas que pueden ser llevadas indistintamente —otra cuestión será la talla…— por individuos e individuas de los sexos antaño denominados masculino o femenino.
Y así, una firma en otros tiempos tan prestigiosa como la italiana Gucci acaba de lanzar en su reciente colección de otoño-invierno la cosa esa que pueden ver ilustrando el presente artículo: una camisa larga de algodón con la que la se pretende, dicen en Gucci,
«Romper los rancios estereotipos que tratan de dar forma a la identidad masculina de género»
«romper los rancios estereotipos que tratan de dar forma a la identidad masculina de género».
Según la misma Gucci, dicha prenda está inspirada en los looks grunge de los años 90 del pasado siglo. En ella —añaden— «se refleja la idea de fluidez explorada para el desfile de moda otoño-invierno 2020, al tiempo que se agrega un elemento inspirado en la infancia». La mejor manera de lucir la camisa-blusa —precisan— es junto con unos jeans desgastados y con manchas de césped que la misma casa vende por una bagatela de 1.200 euros. Dicha suma se debe añadir a la de la camisita-blusa, para la cual hay que desembolsar otra menudencia: 1.900 euros. Pero, cuidado, somos progres y hace falta pensar en igualdad y en las políticas sociales. De modo que si usted es un pobre mindundi a quien tal precio le parece exorbitante, siempre puede comprarse la versión más económica de la camisa-blusa. Con un estampado floral en lugar de los cuadros le saldrá por tan sólo 1.528 euros.
Decididamente, la deconstrucción de género no está al alcance de todos los bolsillos. Sólo al de los más pudientes de los pijoprogres. A éstos, en Francia los llaman «les bourgeois bohémiens» [los burgueses bohemios], lo cual da el adecuado acrónimo de «Bobos».
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