El productor de Hollywood Harvey Weinstein, también conocido con el alias de Jewnstein, ha sido acusado de tocamientos deshonestos por una larga lista de famosas actrices.
Ellas aducen que Weinstein les proponía proyectar su carrera a cambio de los susodichos tocamientos.
El caso es que todas ellas mantuvieron una larga relación profesional con el productor y la carrera de todas fue, efectivamente, muy proyectada.
Con lo cual debemos colegir que hubo mutuo acuerdo. Y donde hay consenso no hay delito.
Y yendo aún más lejos: estas mujeres están admitiendo —sin darse cuenta— haberse prostituido.
Ahora bien, no olvidemos que Weinstein ha sido un gran apóstol de la corrección política y de la ginogenuflexión, así que se está bebiendo su propia medicina.
Lo que sí es cierto es la envida malsana que nos produce este golem beneficiándose a toda esa lista de tías buenas.
¡Weinstein debería sufrir un herem —una excomunión; no se confunda con un harén— de la sinagoga!